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junio de 2005 Mito y realidad
El Alto y la “Asamblea Popular”
Este
informe en directo de El Alto aborda la cuestión de la Asamblea
Popular
Nacional Originaria (APNO) formada por organizaciones sindicales,
campesinas,
indígenas y vecinales en el punto álgido de las masivas manifestaciones, huelgas y bloqueos
carreteros que derribaron al presidente Carlos Mesa. EL ALTO, Bolivia – La Asamblea Popular Nacional
Originaria (APNO) se
reunió la tarde del 10 de junio en la sede de la
Federación de Juntas Vecinales
(Fejuve) de El Alto, a unas cuantas cuadras de La Ceja, donde comienza
la
carretera hacia La Paz. La reunión se realizó una noche
después de que el
presidente de la Corte Suprema de Justicia, Eduardo Rodríguez,
rindiera
protesta como presidente interino de Bolivia, al final de un día
en que el país
entero estuvo convulsionado por protestas y movimientos de tropas (ver “Bolivia
estuvo ‘al borde de la guerra civil’”). El
9 de
junio, mineros y campesinos bloquearon el intento del derechista
presidente del
Senado, Hormando Vaca Díez, de asumir la presidencia. Sin
embargo, la
instalación en el Palacio Quemado del presidente de la Corte
Suprema, Eduardo
Rodríguez, no representa ninguna victoria para los obreros, muy
al contrario.
Como su antecesor Carlos Mesa, el nuevo presidente ha recibido el
respaldo de
las fuerzas armadas, la embajada de EE.UU., así como del
más prominente
dirigente de “izquierda”, Evo
Morales, dirigente del Movimiento al Socialismo (MAS), partido basado
en el
campesinado. Mesa renunció 19 meses después de haber
sustituido a Gonzalo
Sánchez de Lozada (“Goni”), cuya masacre de manifestantes en El
Alto no logró
aplastar las protestas masivas durante la “guerra del gas” de octubre
de 2003. La
Asamblea Popular fue calificada por varios grupos
de revolucionarios autoproclamados como el
nacimiento de un nuevo
cuerpo de tipo soviético. Efectivamente, la resolución de
fundación de la
asamblea del 8 de junio, proclama a El Alto como el “cuartel general de
la
revolución boliviana”. Sin embargo, detrás de la
retórica, la realidad es bien
distinta. La APNO no es un órgano centralizado de poder dual,
que de hecho no
existe actualmente a pesar de la considerable movilización
masiva de los días
recientes, sino más bien lo que hemos llamado “un cártel
de direcciones de
distintas organizaciones cuya evolución futura sigue siendo
incierta”. De
hecho, la reunión del 10 de junio de la Asamblea Popular, la
tercera a
celebrarse, ha sido también la última hasta el momento. La
reunión de la APNO tuvo lugar justo después de plenarios
de la Central Obrera
Regional (COR), cuyas oficinas están a un lado, y de la Central
Obrera
Boliviana (COB). Para cuando se estaban llevando a cabo estas
reuniones, los
bloqueos carreteros ya se estaban levantando en todo el país. En
El Alto, movilidades y microbuses transitaban
hacia y desde La Paz. Crecía la presión para finalizar
con el bloqueo de los
manifestantes a la distribución de garrafas de gas
líquido de petróleo
utilizados para la calefacción y la cocina. Con la ayuda del
MAS, la Iglesia
Católica y las autoridades locales como los alcaldes de El Alto
y La Paz, la
clase dominante y sus medios de comunicación estaban presionando
duro para
desmovilizar las protestas. Marchistas descienden de El Alto a la hoyada de la capital boliviana de La Paz, el 8 de junio. (Foto: AP) I.
La
Fejuve, la COR y la clase obrera de El Alto Antes
de
describir las reuniones mismas, es importante tener una idea clara de
las
fuerzas sociales y políticas que existen en El Alto tal como se
reflejan en la
Asamblea Popular. La
prensa
internacional describe frecuentemente a El Alto como una
enorme villa
miseria. Ciertamente, los residentes
de las favelas brasileñas, los 2.5 millones de habitantes de
Ciudad
Nezahualcóyotl en las afueras del Distrito Federal en
México, o los pobladores
de las villas miseria de Lima y Santiago reconocerían de
inmediato la pobreza
aquí en el altiplano andino. A falta de muchos servicios
básicos, las aguas
negras corren por algunas calles
centrales cercanas a La Ceja, mientras los perros deambulan entre
montones de
basura. Desde
la
formación de El Alto, su población ha tenido que luchar
por vivienda, transporte
y educación. Un ejemplo reciente de ello fue la dura lucha para
establecer la
Universidad Pública de El Alto (UPEA), cuyos estudiantes,
profesores y
trabajadores han jugado un papel prominente en las actuales protestas,
tal como
hicieron también en octubre de 2003. La
discriminación racista es parte de la vida diaria de muchos
alteños. Lujosas
colonias al sur de La Paz dependen de esta ciudad predominantemente
aymara para
conseguir trabajadoras domésticas, cocineras y jornaleros, a los
que tratan con
un inveterado racismo y que tildan de “revoltosos” cuando protestan. Estas
condiciones han alimentado una perspectiva radical-plebeya entre
amplios
estratos de la población. Muchas asociaciones
vecinales (tanto en El Alto como en los distritos más pobres de
La Paz)
despliegan mantas en las que se exige la nacionalización de los
hidrocarburos y
se denuncia a las compañías “multinacionales” como los
cárteles del gas y la
empresa de propiedad francesa Aguas de Illimani, que buscó
enriquecerse de la
privatización del agua. En las masivas manifestaciones, los
vecinos corean
frecuentemente que todos los miembros del Congreso deben renunciar o,
de lo
contrario, que deben ser echados. Sin
embargo, cuando el nuevo presidente Rodríguez asumió el
puesto, la Fejuve, dirigida
por Abel Mamani, se vio cada vez más dividida. Aunque
denunciaban la “traición”
de Evo Morales, sus portavoces estaban siguiendo sus pasos. Junto con
la COR,
la Fejuve siguió lanzando declaraciones radicales, al mismo
tiempo que se
preparaba para buscar nuevos acuerdos con el presidente flamante. Contingente
de la Central Obrera Regional
(COR) marcha en La Paz, el 31 de mayo: “El Alto
de pie, nunca de rodillas.” Fue
el ex
dirigente de la COR, Roberto de la Cruz, que marcó la pauta en
octubre de 2003.
De la Cruz era descrito en los medios burgueses como un agitador
exaltado, a la
par que varios periódicos de la izquierda oportunista lo
ensalzaban. Sin
embargo, un día después de que Carlos Mesa
(vicepresidente del odiado Goni)
asumiera la presidencia, De la Cruz se reunió con él y
acordó una “tregua”,
descarrilando el levantamiento de octubre. Como
escribimos en ese entonces, De la Cruz y los otros dirigentes
vendieron a los obreros e indígenas (ver
“Bolivia: levantamiento obrero apuñalado, los trabajadores
todavía en pie de
lucha” en El Internacionalista N° 4, mayo de 2004). Esta
traición sirvió
a De la Cruz de entrada en la política burguesa: cuando
terminó su período como
dirigente de la COR, fue elegido al concejo de El Alto como jefe de su
propio
partido político, el M-17 (Movimiento 17 de Octubre). Aunque el
ex dirigente de
la COR hoy es ampliamente calificado como oportunista, su sucesor Edgar
Patana
ha mostrado que está cortado a la misma medida. La
política oportunista de la Fejuve corresponde a su base social:
está dominada
por los “cuentapropistas” (trabajadores por cuenta propia),
pequeños
comerciantes que controlan el negocio al detalle en este importante
centro
comercial. Es importante señalar que éste es
también el caso de la COR: el
sector más vociferante, numeroso e influyente de la Central
Obrera Regional es
el de los gremiales, que incluye tanto a empobrecidos vendedores callejeros, como a propietarios de
pequeños almacenes. Siguiendo
a la cola de los dirigentes de la Fejuve y de intelectuales de clase
media que
teorizan acerca de una respuesta “democrática, no clasista” a la
opresión
secular de la mayoría indígena de Bolivia, muchos
izquierdistas hablan en
nombre del “pueblo” en general. Algunos hasta afirman que “no hay clase
obrera”
aquí. Nada de eso. El
Alto es una ciudad industrial. Según
cifras oficiales, cuenta con más de 5.000 empresas industriales,
que van desde microempresas hasta grandes plantas de gas, productos
textiles,
cuero, alimentos, papel, cemento y farmacéuticas. La COR misma
incluye a una
amplia gama de obreros, entre los que se destacan los de la planta de
gas YPFB
de Senkata, los carniceros (El Alto procesa mucha de la carne que se
comercializa en la región) y otros trabajadores de la industria
alimenticia,
textil y del vestido, empleados de COTEL y de la compañía
de telefonía celular,
empleados municipales y hasta sindicatos de limpiabotas y vendedores de
helados. Además, varios miles de mineros “relocalizados” viven
en la ciudad,
particularmente en los distritos de Santiago I, Santiago II y Ciudad
Satélite.
Su asociación está afiliada a la COR, y jugaron un
importante papel en el levantamiento
de octubre de 2003. Están
también los obreros que pertenecen a la Federación de
Fabriles, buena parte de cuya
dirección apoyaba históricamente las posiciones
del Partido Comunista de
Bolivia (PCB, el principal partido estalinista) y que está
afiliada a la COB,
pero no a la COR. Entre los miembros de la Federación se
encuentran los obreros
de las plantas embotelladoras de Coca-Cola y Pepsi-Cola, así
como los de la
fábrica Pil de productos lácteos; Cementos Viacha, el
conglomerado textil
Hilasa, Polar y otras plantas textiles que se extienden a lo largo de
la
autopista hacia Viacha; la planta de productos cárnicos Stege,
Vultexiber,
Faderpa, Hilpaz y otras en la carretera hacia la ciudad minera de
Oruro. La
Federación incluye también a los 1.500 empleados de la
planta Matex (que
confecciona ropa para la marca Polo destinada al mercado
norteamericano), a los
trabajadores de la Cervecería Nacional, de las
farmacéuticas Vita e Inti, y de
muchas otras. Sin
embargo, la mayor parte del proletariado alteño y paceño
no está sindicalizado.
Esto se debe, en parte, al infame Decreto 21060. Esta ley, promulgada
hace 20
años cuando Goni era ministro en el gobierno del envejecido
y tristemente célebre caudillo nacionalista
Víctor Paz
Estenssoro, es mejor conocida por haber cerrado las minas de
estaño
nacionalizadas en la Revolución Boliviana de 1952, echando a los
mineros del
trabajo para “relocalizarlos” en lugares como El Alto. El decreto 21060
incluye
también reglamentaciones (como el artículo 55) que
permiten a la “empresa
privada” despedir trabajadores por cualquier clase de ausentismo – como
huelgas, por ejemplo. A
diferencia de los mineros, los trabajadores fabriles han tenido una escasa presencia organizada en las
recientes protestas masivas. Una dirección revolucionaria, en
cambio, habría
aprovechado el actual período de movilizaciones para organizar a los no sindicalizados, no sólo en
sindicatos (que
frecuentemente hacen caso omiso de los
sectores más vulnerables y sobreexplotados),
sino también en comités de fábrica y consejos
obreros. Esta tarea no puede ser
llevada a cabo por dirigentes sindicales y de izquierda que
intencionadamente
disuelven al proletariado en la sopa nacional-populista del
“pueblo” en general. Como
frecuentemente enfatizaron Lenin y Trotsky, la clase obrera puede
ganarse a las
masas empobrecidas no proletarias únicamente si
presenta su propio
programa de clase y su dirección revolucionaria, mostrando
así una clara salida
de las catástrofes ocasionadas por el sistema capitalista. Esto
quedó
de manifiesto una vez más en el contexto boliviano cuando la
Fejuve y la COR bloquearon
el intento de establecer un control obrero de la distribución de
gas. La
propuesta provino de la Federación Sindical de Trabajadores
Mineros de Bolivia
(FSTMB, la columna vertebral histórica del movimiento obrero
boliviano), que la
presentó en la recién formada Asamblea Popular a la hora
en que la burguesía
estaba presionando fuertemente para aislar a El Alto y polarizar a los
residentes de La Paz, incluidos los de los barrios pobres, contra las
protestas
de masas que bloqueaban el aprovisionamiento de la ciudad. La
FSTMB
propuso despachar camiones con gas acompañados por mineros,
trabajadores en
huelga de la planta engarrafadora de Senkata y representantes de las
organizaciones
vecinales para controlar la distribución del combustible en
barrios pobres,
hospitales y clínicas, bloqueando a
la vez los suministros a las grandes compañías y la
burguesía. Esto pudo haber
mostrado el poder y la capacidad organizativa de la clase obrera cuando
ésta
actúa en el interés de todos los oprimidos, en
contraposición a la venalidad e
incapacidad de la clase dominante y su gobierno. Si la propuesta de los
mineros
hubiera sido puesta en práctica, habría resultado en un
verdadero elemento de
poder dual. Pero
no
ocurrió así. Los dirigentes de la Fejuve y la COR
cubrieron su flanco izquierdo
con la retórica ofrecida particularmente por organizaciones
supuestamente
trotskistas de Bolivia, declarando que la Asamblea era un
“contragobierno”. Pero
al miso tiempo, con su horizonte limitado a una huelga y a llevar a
cabo
bloqueos carreteros cuando lo que se necesitaba era una lucha
por el poder obrero, impidieron que esta medida
concreta se implementara, ayudando así a la burguesía a
salir de la crisis. El
sabotaje de la propuesta a favor de la distribución de gas bajo
control obrero
fue el preludio para que los dirigentes “populares” desmovilizaran a
las masas
para así ayudar a instalar a Eduardo Rodríguez en la
presidencia. A pesar de su
aspecto tibio, no es un secreto para nadie que este “Harvard Boy” es un
enemigo
jurado de los obreros, campesinos y pueblos indígenas de este
país, y un amigo,
abogado y consejero de aquellos (como la embajada de EE.UU. y los
consorcios
mineros de Goni) que los han oprimido y explotado desde tiempos
inmemoriales. 2. La COR
promete “seguir con la lucha” La
Asamblea Popular Nacional Originaria fue fundada por la COB (y
encabezada por
el dirigente cobista Jaime Solares), la COR y la Fejuve de El Alto, la
FSTMB,
los sindicatos de maestros urbanos y rurales del departamento de La
Paz, la
Federación de Trabajadores Campesinos Tupac Katari-Bartolina
Sisa del
departamento de La Paz, estudiantes y sindicalistas de las
universidades de La
Paz (UMSA) y El Alto (UPEA), trabajadores de la salud, una
asociación de
desempleados, entre otras. Numéricamente, estaba dominada por
los gremiales de
la Fejuve y la COR. Edgar
Patana, dirigente de la Central Obrera Regional (COR), en
la tribuna de la reunión de la Asamblea Popular, el 10 de junio.
A la derecha, Jaime Solares, secretario general de la
Central Obrera Boliviana (COB). Cuando
advertimos que el nombre de Asamblea “Popular” quería decir que no tenía un carácter de clase
proletario, miembros de organizaciones supuestamente marxistas
aquí dijeron que
se trataba de una mera disputa por palabras. El curso de los
acontecimientos ha
mostrado que, lejos de ser una cuestión semántica, se
trata de un problema
político, de una cuestión de clase, tal como en
el caso de la Asamblea
Popular de 1971 sobre cuyo ejemplo la APNO se modeló y que se
valió de unas
“tesis socialistas” para sembrar ilusiones mortales acerca del general
populista J.J. Torres. Aún
más
peligroso que esta retórica de colaboración de clases de
“poder popular” es el
hecho que hemos señalado con insistencia de que Solares y varios
otros
dirigentes de la COB y de la COR han estado usando el lenguaje del
nacionalismo
populista (y el chovinismo antichileno) para pedir a los oficiales del
ejército
que formen un “gobierno cívico-militar” (ver abajo, “Jaime
Solares, dirigente
de la COB, pidió un régimen ‘cívico-militar’”). El
10 de
junio, la COR de El Alto se reunió inmediatamente antes de que
lo hiciera la
Asamblea Popular. El plenario de la COR se llevó a cabo en la
pequeña sala de
reuniones en las oficinas de esta federación sindical local,
repleta con
gremiales, hombres y mujeres, así como representantes de
trabajadores de las
telecomunicaciones, la construcción y otros. La reunión
aprobó “rechazar” al
nuevo presidente, afirmando que el ascenso al poder de Rodríguez
no cambiaba
nada y señalando sus vínculos con Goni, así como
el hecho de que había sido
asesor de la embajada estadounidense. Un obrero dijo: “Que cambien el
presidente a diario, no nos importa.” La
reunión aprobó declarar “a Evo Morales, al MAS, traidores
de la lucha de los
trabajadores, que sólo buscan cuidar sus pegas [puestos], sus
cupos,
embolsillando dineros de las transnacionales petroleras”. Algunos
oradores
denunciaron el “oportunismo” del ex dirigente de la COR Roberto de la
Cruz,
quien subsecuentemente declaró en el diario derechista La Razón que las protestas de El Alto estaban
dañando “al pueblo”. Otras
resoluciones de la COR se pronunciaban a favor de que Carlos Mesa y los
dirigentes derechistas del Congreso Hormando Vaca Díez y Mario
Cossío fueran
sometidos a “juicio de
responsabilidades” por “el asesinato del compañero minero Juan
Carlos Coro
Mayta, luchador por la nacionalización de los hidrocarburos”;
denunciaban también
al alcalde de El Alto José Luis Paredes – quien había
despotricado contra las
protestas calificándolas como “salvajes” – así como a la ONG (organización “no gubernamental”) “Iniciativas Democráticas por desarticular las
movilizaciones de
los alteños con recursos de la agencia de cooperación de
los Estaods Unidos,
USAID”. (USAID es un conocido conducto
de la CIA.) Tanto Paredes como su “ONG” recibieron un plazo de 72 horas para “dejar la ciudad de El
Alto”. La
COR se
pronunció a favor de consolidar
el “poder popular” y “sustentar la Asamblea Popular Nacional Originaria
conformando un programa, comités de autodefensa, de
abastecimiento, prensa y
política, con la participación de delegados de base de
diferentes
organizaciones vivas, sindicales, cívicas y patrióticas”.
Se incorporó una
enmienda para advertir que “en la dirección no se admitan
oportunistas,
traidores ni militantes de los partidos neoliberales” (como los que
respaldaron
a Goni). El
final
de la reunión de la COR estuvo dedicado a la lectura y a la
discusión de una
carta del recién instalado presidente Eduardo Rodríguez,
enviada a la COR, la
Fejuve y otras organizaciones, en la que les pedía reunirse con
ellas en el
palacio presidencial para discutir una “tregua”. La reunión
decidió rechazar la
invitación al palacio, pero invitó en cambio a
Rodríguez a que fuera a El Alto
para “que vea las cosas por sí mismo”. Esto sentó las
bases para que los
dirigentes de El Alto llegaran a un acuerdo con el nuevo presidente. 3. La
Asamblea Popular Nacional Originaria: “¡somos gobierno!” La
“APNO”
se reunió en un gran salón en la planta baja del edificio
de la Fejuve. Aunque
varias organizaciones sindicales y de izquierda habían dicho que la APNO debía
basarse en delegados elegidos y revocables, la realidad era que
casi
todos los ahí presentes, o bien lo eran en cuanto dirigentes de
sus diversas
organizaciones, o porque se habían autoseleccionado
como delegados, o simplemente porque hicieron acto de
presencia. De las
entre 120 y 150 personas que asistieron a la reunión del 10 de
junio, casi la
mitad eran campesinos. Los obreros de la planta de gas de Senkata, que
habían
estado en huelga y habían participado en las sesiones previas de
la APNO, no
estaban presentes. Campesinos
en el plenario de la Asamblea Popular Nacional Originaria (APNO) en El
Alto, el 10 de junio. Jaime
Solares de la COB abrió la sesión al afirmar que la tarea
principal consistía
en consolidar la Asamblea Popular. El dirigente de la COR Edgar Patana
informó
de la decisión de su federación de censurar a Evo Morales
y al MAS por
abandonar la lucha, y de continuar con la lucha “intransigente e
inflexible”
por la nacionalización de los hidrocarburos. Informó
también de la decisión de
la COR de aceptar la invitación del presidente Rodríguez
para reunirse, a
condición de que la reunión se efectuara en El Alto. El
dirigente de la Fejuve Abel Mamani dio el discurso más
abiertamente “moderado”,
declarando con un tono lento y sombrío que la Fejuve
había decidido seguir con
las movilizaciones, aunque “existe en nuestros vecinos mucho
desánimo...en
muchas organizaciones hasta que han levantado las medidas” sin
consultar a la Fejuve. Mamani
señaló que una
peligrosa división podría suscitarse entre las
poblaciones de El Alto y La Paz,
a raíz del escándolo montado por los medios y el gobierno
sobre la falta de gas
en los hospitales y las clínicas; juzgó necesario proveer
gas a hospitales y
clínicas, de lo contrario eso iba a ser usado contra los
manifestantes. Después
de tres semanas de huelgas y bloqueos, los miembros de muchas asociaciones
vecinales estaban “pidiendo una tregua para reabastecer”. Un
representante de la Federación de Campesinos informó que
un cabildo celebrado
más temprano ese mismo día en la Plaza San Francisco en
La Paz había aprobado
no dar marcha atrás “ni un milímetro” en la lucha por la
nacionalización, de
modo que los bloqueos carreteros no sólo no iban a ser
levantados, sino que se
los iba a fortalecer, agregando que la
instalación de un nuevo presidente no resolvía
nada. Finalmente, apelaba
al dirigente de la Fejuve, Mamani, diciendo que “como ya se ha
constituido este
gobierno, como lo hemos denominado Asamblea Popular Originaria, debemos
empezar
a gobernar”. Sin embargo, a pesar de estas proclamas sonoras y de las
loas que
varios grupos centristas en la izquierda hicieron al nuevo
“contragobierno”, al
día siguiente prácticamente todos los bloqueos carreteros
habían cesado. Representantes
de los mineros, maestros de La Paz y delegados de la UPEA hablaron de
la
necesidad de acciones concretas, pero se concentraron fundamentalmente
en
medidas técnicas y organizativas para poner en marcha las
comisiones del
abasto, de movilización y autodefensa, y demás tareas. Miguel Zubieta, dirigente de la
FSTMB, hizo
patente que su sindicato y otros afiliados de la COB “siguen en La
Paz...esperando instrucciones”, al igual que las Centrales Obreras
Departamentales
(CODs) que habían estado participando en los bloqueos.
Añadió que la APNO tenía
que formar asambleas populares en los nueve departamentos que conforman
Bolivia, pues de lo contrario, su acción sería
tergiversada como una “autonomía
de El Alto”, paralelo a las exigencias de “autonomía” de la
oligarquía de Santa
Cruz. Zubieta
se pronunció por la conformación de comisiones que se
crearan en el acto, que
se nombrara a personas de organizaciones específicas para
encabezarlas,
particularmente los comités de autodefensa y de abasto para que
se ocupara de
“cómo distribuir el gas”. Otro orador dijo que
“ésta no es una huelga cualquiera en la que vamosa bloquear
todo”. En cambio,
“nuestra Asamblea Popular Nacional Originaria debería ser quien
distribuya el
gas a los vecinos de aquí, que debe distribuir nuestro
comité, no el alcalde de
La Paz o el de El Alto”. Era evidente que ésta era una
cuestión clave, pero en
ausencia de una dirección trotskista revolucionaria, en una
reunión dominada
por burócratas sindicales y de asociaciones vecinales, el
problema no fue
enfocado claramente como la necesidad del control
obrero de la producción y la distribución. En
cambio,
los llamados por medidas concretas no fueron satisfechos, y el asunto
de la
distribución del gas fue utilizado por dirigentes como Mamani
para establecer
una “tregua” con la burguesía. Se
leyó
los nombres de las diversas comisiones, y las organizaciones presentes
decían a qué comisiones querían
pertenecer. (Un
portavoz de la centrista LOR-CI
[Liga Obrera Revolucionaria – Cuarta Internacional]dijo que su
“Juventud de la
COB” quería formar parte de la Comisión de Abasto.)
Solares clausuró la reunión con presentando
el asunto de
cómo responder a la carta del presidente Rodríguez. ““¡Somos
gobierno! La carta debe ir dirigida de un gobierno a otro”, gritó alguien, lo que
recibió aplausos y vítores. Solares dijo que la respuesta
de la APNO debería
comenzar dirigiéndose al “Estimado presidente de la clase
dominante” y terminó
diciendo que la decisión debería ser que “nadie
irá, nadie irá” a reunirse con
Rodríguez. 4. La
secuela Lo
que
aconteció en los siguientes dos días fue bien distinto de
lo acordado en la
reunión de la APNO. El sábado en la mañana, la
radio anunció que se había declarado
una tregua en El Alto para el fin de semana, y que se distribuiría
gas a hospitales y centros de emergencia. Desde las 5
de la mañana, se comenzó a formar una fila en las afueras
del centro de
distribución de la YPFB (compañía estatal de
hidrocarburos) en Senkata. Pero en
lugar de que los trabajadores de Senkata, los mineros y la APNO se
encargaran
de la distribución, como se había propuesto la noche
anterior, el dirigente de
la Fejuve Mamani se reunió con un viceministro del nuevo
gobierno de Rodríguez
para coordinar la distribución. Como resultado de ello, tal como señaló el diario derechista La Razón (12 de junio) reportó: “Un
gigantesco operativo que fue
coordinado por el Gobierno, la Policía, YPFB, la
Superintendencia de
Hidrocarburos, Asosur [asociación de distribuidores privados] y
las alcaldías
de La Paz y El Alto intentaba abrirse paso para reabastecer,
principalmente de
gas licuado y gasolina...”. Policías y soldados estuvieron
montados en los
camiones mientras éstos dejaron las plantas. Un portavoz de la
YPFB dijo que se
llenó un total de 60.000 garrafas de gas, más de tres
veces lo que suele
hacerse en un día. Policías vigilan la distribución de garrafas de gas líquido de petróleo; la prensa burguesa se jacta de la ruptura del bloqueo. Los propios dirigentes de la Asamblea Popular sabotearon el llamado a instalar el control obrero de la distribución del gas. Luego,
el
domingo, los dirigentes de las organizaciones de El Alto se reunieron
con el
nuevo “presidente de la clase dominante”. El lunes, los
periódicos de La Paz
estaban llenos de fotografías de Eduardo Rodríguez en El
Alto dando la mano al
dirigente de la Fejuve Abel Mamani, junto con dirigentes de la COR de
El Alto,
de la Federación Campesina de La Paz – en otras palabras, tres
de las cuatro
organizaciones presentes en la mesa directiva de la Asamblea Popular
del
viernes por la noche – así como de la Federación de
Gremiales. “Rodríguez acude
a El Alto y el paro
se disipa”, decía un pie de foto de la primera plana del diario La
Prensa
de La Paz; en páginas interiores, el periódico
insistía: “Rodríguez no hace
promesas y cesa la presión de alteños”. Por
su
parte, Mamani “anunció la formación de comisiones con
gente del Gobierno y
representantes de los sectores sociales de El Alto para iniciar un
proceso
destinado a hacer que la Asamblea Constituyente, la
nacionalización de los
hidrocarburos y el llamado a elecciones generales ingrese en la agenda
del
Congreso Nacional”. Patana, de la COR, dijo que la reunión
había sido meramente
“informativa, sin ningún resultado”, pero añadió
que el presidente planea
realizar elecciones anticipadas y que la población de El Alto
esperará a que
designe a su gabinete con la esperanza de que “responda claramente a
nuestras
demandias” (Jornada [La Paz], 13 de
junio). También fue falsa
promesa de la federación campesina de mantener los bloqueos en
el departamento
de La Paz. De
las
proclamas que “nadie se va” y que no iban a retroceder “ni un
milímetro”, lo
mismo que el resto de las sonoras promesas y declaraciones hechas en la
Asamblea Popular, nada. La “APNO” sirvió bien a estos dirigentes
para cubrir su
flanco izquierdo mientras preparaban otra transa con otro de los
sucesores de
Goni. Abel Mamani, dirigente de la Fejuve, saluda al presidente Eduardo Rodríguez en El Alto, el 12 de junio. En la Asamblea Popular se dijo que “nadie irá” a encontrar al “presidente de la clase dirigente”. No obstante, los dirigentes vendidos sí fueron. El
martes
14 de junio, los gremiales de El Alto bajaron a La Paz una vez
más. “Se ha formado la
Asamblea Popular
como en 1971”, gritaba
con un megáfono en la Plaza San Francisco un orador.
“¡Necesitamos tomar el
poder, no con el parlamento ni mediante funcionarios del gobierno, sino
con la
organización de obreros y campesinos, la Asamblea del Pueblo, la
Asamblea
Popular como en 1971!” El que hablaba era parte de un equipo de ventas
de El Marginal, la publicación de El Alto
del Partido Obrero Revolucionario (POR), que durante décadas se
ha proclamado
único depositario del trotskismo en Bolivia. ¿”Como
en
1971”? Esta es, de hecho, una vieja historia, interminablemente
repetida por
los centristas que abusan del nombre del trotskismo. La Asamblea del
Pueblo
abrió la vía para la sangrienta tragedia de 1971. Como
hemos enfatizado reiteradamente,
la verdadera lección de 1971 es que los dirigentes
nacionalistas, reformistas y
centristas que se reunieron en la Asamblea Popular utilizaban una
retórica
radical para ocultar su apoyo en los hechos al gobierno del general
J.J.
Torres. Dicha asamblea ni siquiera se reunió durante las semanas
previas al
golpe liderado por el general derechista Hugo Banzer en agosto de 1971,
y
después formaron un “Frente Revolucionario Antiimperialista”
(FRA) en el exilio
con Torres y otros. Masas, periódico del POR, anuncia con bombos y platillos el nacimiento de la Asamblea Popular. La Liga por la IV Internacional, en cambio, dijo la verdad sobre la APNO. El
POR ha
resucitado la consigna del FRA, que ha vuelto a aparecer de manera
prominente
en su órgano central, Masas. Aunque Masas
denuncia rutinariamente a Evo
Morales, regaña a los dirigentes de la Fejuve y la COR, y los
maestros de La
Paz exigieron luego la expulsión de Solares de la COB, Masas (No. 1951, 10 de junio) proclama de manera
delirante
“Revolución y dictadura proletaria (Asamblea Popular)”. El
sindicato del
magisterio urbano de La Paz publicó un boletín en el que
se afirma que la
Asamblea Popular “convirtiéndose
en un verdadero gobierno revolucionario en
gérmen”, un “nuevo órgano de poder revolucionario”, y
otras cosas del estilo (Correo Sindical No. 8, sin
fecha
[énfasis en el original]). El
llamado a conformar una Asamblea Popular “como la de 1971” ha sido
repetido
innumerables veces no sólo por el POR, sino también por
la pequeña LOR-CI. El 6
de junio la LOR-CI publicó un volante titulado “¡Formemos un bloque por la Asamblea
Popular!”
Este volante dice “Creemos que la Asamblea popular
podría construirse prontamente si se decidieran a
convocarla la
COB, la CSUTCB [confederación campesina nacional], la FSTMB, la
Fejuve y COR
alteñas, las federaciones del magisterio urbano de La Paz y El
Alto y del
magisterio rural y demás organizaciones obreras, campesinas,
originariaspueblos
y del pueblo pobre en lucha”. Por su
parte, el Movimiento Socialista de los Trabajadores (sección de
la Liga Internacional de Trabajadores fundada por Nahuel Moreno)
asiduamente se
pone a la cola de la burocracia sindical, organizando contingentes
estudiantiles que entonan canciones a favor de un gobierno de la COB
(es decir,
de Solares). Así,
ha
ocurrido que los varios dirigentes reformistas, nacionalistas y
populistas
conformaron, de hecho, una Asamblea Popular. Veamos el resultado. Al
estruendo
de los dinamitazos, los oportunistas de hoy han ayudado a organizar lo
que una militante calificó acertadamente como
una “pantomima” de dirigentes grandilocuentes como Solares, populistas
como
Mamani, el dirigente de la COR Patana, etc. El periódico del
POR, Masas (No. 1952,
17 de junio) declaró que el
gobierno de Rodríguez “nace muerto”. En este momento,
ésta es una descripción
más adecuada de la Asamblea Popular Nacional Originaria.
Ciertamente, el POR y
otros hacen sus críticas rituales a los actuales dirigentes de
las masas y se
quejan del resultado. Sin embargo, lo que hizo la totalidad de las
organizaciones oportunistas de izquierda fue “formar un bloque” (como
exigía la
LOR-CI) con estos líderes, dándoles
cubierta por el flanco izquierdo en el momento crucial,
precisamente
cuando estos dirigentes estaban preparándose para vender la
lucha de las masas
y llegar a una componenda con Rodríguez. El resultado ha sido
otra traición al
heroísmo y sacrificio de los obreros, campesinos, pueblos
indígenas y pobres urbanos. Tras
la
formación de la Asamblea Popular Nacional Originaria, el
encabezado del
siguiente número de El Marginal (No.
13) decía “¿Qué es y qué hará la
Asamblea Popular?” Un artículo declara que la
APNO era “un verdadero órgano de poder, aunque en estos
día nadie entiende lo
que ha creado”. Llega a decir que “empieza a nacer un poderoso soviet y
nadie
sabe en qué consiste éste, cuáles son sus tareas y
cuales sus proyecciones”. La
LOR-CI es menos grandilocuente y tiene más reparos, pero
básicamente sigue una
línea paralela, al referirse a “un embrionario poder dual
surgiendo en El
Alto-La Paz (“Un ‘gobierno tapón’ que no cierra la crisis ni
crea ilusiones
entre las masas”, 10 de junio). Protegiendo sus apuestas, la LOR-CI
también se
refirió a la APNO en una declaración del 9 de junio como
“un primer paso hacia
la Asamblea Popular”. Aunque
los varios grupos seudotrotskistas embellecieron a la APNO al
denominarlo un
“órgano de poder”, un embrión de poder dual, un soviet
naciente – llegando
incluso a decir que “nadie sabe en qué consiste éste,
cuáles son sus tareas y
cuáles sus proyecciones” – la Liga por la IV Internacional dijo
francamente la
verdad: “Sin embargo, la incipiente Asamblea Popular, tal como está actualmente constituida, dista mucho de constituir un órgano de poder dual. Fue conformada durante un ‘vacío’ temporal en la cúpula del gobierno, aunque el estado capitalista encarnado en el ejército y la policía queda firmemente establecido. Para varios dirigentes de la APNO, su proclama representó una suerte de plan B, como en el caso del dirigente de la COB Jaime Solares, quien en momentos claves se ha esforzado por concretar un régimen ‘cívico-militar’ con oficiales ‘patrióticos’ del ejército, o el de Abel Mamani, dirigente de la FEJUVE, quien ha estado buscando un diálogo nacional bajo la égida de la Iglesia Católica.
“La
actual Asamblea Popular es en lo esencial, un cártel de
direcciones de
distintas organizaciones cuya evolución futura sigue siendo
incierta. Un
verdadero órgano centralizador de un poder dual, un soviet,
tendría que emerger
de cuerpos de poder dual establecidos alrededor del país, que en
este momento
no existen aún. Más allá de las movilizaciones de
masas, es necesario formar
consejos obreros de delegados, revocables en todo momento, así
como consejos de
campesinos y de soldados. Estos consejos deben instaurar el control
obrero de
fábricas, minas, centros de transporte y comunicación
claves; actuar como
cuerpos deliberativos y ejecutivos bajo dirección proletaria, y
no como una palestra
para el intercambio de retórica vacía; organizar grupos
de autodefensa (el
núcleo de milicias obreras y campesinas) bajo la égida de
las organizaciones de
masas de los trabajadores; y emprender la distribución de
víveres y artículos
vitales a la población.” –“Trabajadores bolivianos se
movilizan contra la amenaza de un ‘golpe blanco’” (9 de junio)
Para contactar el Grupo Internacionalista y la Liga por la IV Internacional, escribe: internationalistgroup@msn.com |
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