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  abril de 2015

Centristas bamboleantes en Grecia

En la caleidoscópica izquierda griega, dos grupos menores, el Partido Obrero Revolucionario y el Grupo Trotskista de Grecia, merecen atención. A diferencia de los reformistas redomados, cuyo programa consiste claramente en presionar al estado capitalista, ahora bajo la administración de los populistas burgueses de SYRIZA, estos centristas al menos pretenden luchar por la revolución obrera. En los hechos, sin embargo, en ambos casos sus programas y consignas concretos no son más que una versión ligeramente más izquierdista de las plataformas de los reformistas … o ni siquiera.

Debe decirse de entrada que en 2013, el dirigente del Partido Obrero Revolucionario (EEK), Savas Michael-Matasas, fue sometido a juicio como resultado de una demanda interpuesta por los nazis de Amanecer Dorado (XA) que lo acusaban de difamación e incitación a la violencia por haber auspiciado una manifestación en 2009 en la que se llamaba a “aplastar al fascismo” después de un ataque asesino de XA contra inmigrantes. Entre los varios coorganizadores de la protesta, Savas fue el único señalado por los nazi-fascistas en una vil diatriba antisemita en que lo calificaban como “instrumento de la conspiración judía mundial para fomentar una guerra civil entre los griegos para imponer un régimen judeo-bolchevique en Grecia”. Las conexiones de XA con el partido gobernante Nueva Democracia bastaron para iniciar el juicio, aunque Savas fue a final de cuentas absuelto.

El EEK, afiliado griego del Comité Coordinador para la Refundación de la IV Internacional, dirigido por el Partido Obrero argentino de Jorge Altamira, presentó candidatos en las elecciones de enero sobre la base de un programa que llama por “una lucha de masas por el poder obrero”, por una revolución social y por la “unificación socialista de nuestra región y Europa sobre las ruinas de la imperialista Unión Europea”. Pero aunque descalifica el Programa de Tesalónica de SYRIZA diciendo expresivamente que se propone “vaciar el océano de los sufrimientos del pueblo con una cucharita” y advierte que el compromiso de SYRIZA a dar continuidad al estado “abre la vía para una tragedia como la de Chile en 1973”, el EEK llamó a los trabajadores y jóvenes a pedir a los dirigentes de este partido burgués que “rompan con la burguesía”. Así, como ANTARSYA, con la que intentaron formar un bloque, en realidad el EEK actuó como un grupo de presión sobre SYRIZA.

Tras las elecciones, Savas declaró con bombo y platillo en un artículo del 3 de febrero que “El pueblo griego ha sacudido al mundo” y dijo que en el contexto griego un “gobierno de izquierda” equivalía a un gobierno de los revolucionarios. Aunque veían en el gobierno de SYRIZA y ANEL “algunas características de un gobierno como el de Kerensky,”, una declaración subsecuente sobre el acuerdo con el Eurogrupo sostenía que si la elección de SYRIZA representaba “un paso hacia adelante en el movimiento popular”, el acuerdo del 20 de febrero y la elección del derechista Pavlopoulos a la presidencia representaban “un paso atrás” y llamó a “echar a los ministros nacionalistas y procapitalistas”. Sin embargo, todos los ministros son “pro capitalistas” en tanto que miembros del gobierno de SYRIZA y ANEL.

El Grupo Trotskista de Grecia, sección de la Liga Comunista Internacional (LCI) llamó a favor de un apoyo crítico para el Partido Comunista (KKE) en las elecciones del 25 de enero, que es una táctica válida en este caso, en el que el KKE estaba agudamente contrapuesto a SYRIZA y sus satélites en ANTARSYA. El GTG caracterizó adecuadamente a SYRIZA no como un partido de “izquierda radical” o siquiera como parte del movimiento obrero, sino como un partido burgués basado en la pequeña burguesía (igual que el PASOK, con cuya posición en el espectro político griego se ha quedado). También llamó correctamente a no votar por el frente ANTARSYA, que en efecto actúa como un grupo de presión sobre SYRIZA.

El GTG presentó una serie de reivindicaciones que incluyen organizar a los no organizados, una escala móvil de salarios y de horas de trabajo y defender a los inmigrantes; no obstante, en concordancia con el repudio de la LCI a la tesis central del Programa de Transición de Trotsky1 –que la crisis de la humanidad se reduce a la crisis de la dirección revolucionaria del proletariado– no habla de reivindicaciones transicionales. Y de hecho, su “programa clasista” no es muy diferente al listado usual de demandas de los reformistas. No se habla de las milicias obreras, por ejemplo, pero sí se incluye el llamado por la “nacionalización de los bancos”. De hecho, el llamado del GTG es sorprendentemente similar al del programa del SEK cliffista (véase artículo principal) e incluso está a la derecha del llamado de OKDE-Spartakos (en su manifiesto electoral) por la expropiación de los bancos sin compensación.

Los llamados por la nacionalización de los bancos son típicos de reformistas y populistas en períodos de crisis económica, y distan mucho de ser anticapitalistas. Los bancos griegos están hoy en día  en bancarrota técnica (y real), y su nacionalización a manos del gobierno burgués de SYRIZA y ANEL podría ser la única vía para impedir un desastre económico para la burguesía, especialmente si Grecia abandona el euro. El llamado por la nacionalización de los bancos griegos hoy no es más revolucionario que el decreto del presidente de México José López Portillo para estatizar los bancos del país en 1982 para impedir su colapso. O que cuando el gobierno burgués de frente popular en Francia bajo François Mitterrand nacionalizó la mayor parte de los bancos franceses en 1982. (En ambos casos, tras ser recapitalizados por el estado, los bancos fueron reprivatizados.)

Aunque el llamado de SYRIZA a favor de la “propiedad pública” de los bancos y las compañías de servicios públicos es abiertamente burgués, incluso el llamado por la “nacionalización bajo control obrero” (como hace el SEK) no es más que una hoja de parra para tener alguna suerte de “consejo obrero” de colaboración de clases con representantes sindicales, que ocasionalmente podrían tener acceso a unos cuantos reportes contables saneados. Un programa transicional genuinamente revolucionario en Grecia hoy en día llamaría a los trabajadores a ocupar y tomar el Banco Alpha, el Eurobanco Ergasias, el Banco del Pireo, el Banco Nacional de Grecia y los demás; a establecer una comisión obrera para abrir los libros para investigar la rampante corrupción financiera, la especulación, etc.; y luchar por un gobierno obrero revolucionario que expropie a los bancos y a todo el comercio, el transporte y la industria capitalistas en la lucha por unos Estados Unidos Socialistas de Europa.


  1. 1.Véase “En defensa del Programa de Transición” en El internacionalista no. 2, mayo de 2002.