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  abril de 2015

¡Para aplastar la austeridad capitalista, movilizar el poder obrero para anular el diktat de los eurobanqueros rumbo a la revolución socialista!

Grecia: la ilusión en SYRIZA se hace añicos


Miles participaron en la manifestación del 27 de febrero convocada por el Partido Comunista (KKE) en la plaza Syntagma frente al parlamento griego, para protestar contra el acuerdo con los ministros europeos de finanzas con que el nuevo gobierno de SYRIZA capituló ante los eurobanqueros en sus exigencias de más medidas de austeridad y privatización. (Foto: Alexandros Vlachos/EPA)

La victoria de SYRIZA, la “Coalición de la Izquierda Radical”, en las elecciones del 25 de enero fue noticia de primera plana en todo el mundo. Banqueros de Frankfurt y Londres advirtieron de la ruina inminente, izquierdistas desde Paris y Madrid hasta América Latina y EE.UU. aclamaron al nuevo primer ministro, Alexis Tsipras, como el mesías de la lucha contra la austeridad. El entusiasmo por el triunfo más amplio de lo esperado de SYRIZA duró apenas unas cuantas horas, hasta que el “izquierdista radical” Tsipras anunció la formación de una coalición gubernamental con los derechistas militaristas y antiinmigrantes de ANEL (Demócratas Griegos). No obstante, era claro que se anunciaba un enfrentamiento decisivo con consecuencias de largo alcance para la Unión Europea (UE).

En Grecia hubo un estallido de alegría. Finalmente ­–¡finalmente!– la población sentía que había elegido un gobierno que pelearía contra los odiados eurobanqueros que les han hecho vivir un infierno. El desempleo oficial es del 27 por ciento de la fuerza laboral; entre los jóvenes, más de la mitad no tiene trabajo. Alrededor de la tercera parte de la población vive en, o  al borde de la pobreza: comedores comunitarios sirven por igual a viejos, jóvenes y adultos. El producto interno bruto ha caído en un 22%, los salarios en un 30%, los ingresos familiares en casi un 40%, en tanto que el salario mínimo ha caído por debajo de los 500 euros mensuales, mientras que las pensiones se han reducido a 360 euros (unos 400 dólares norteamericanos).1 La devastación económica es más severa que la que se abatió sobre Estados Unidos durante la  Gran Depresión de los años 1930, y en el sexto año de la crisis, ésta sigue en el fondo.

Mientras los griegos celebraban los resultados electorales en las calles, los medios capitalistas expresaban preocupación. El Telegraph de Londres (26 de enero), predecía que “el triunfo de Syriza en Grecia deja a los mercados al borde de la inestabilidad”. El Guardiananunció: “la histórica victoria de Syriza pone a Grecia en ruta de colisión con Europa”. En Paris Le Monde  (27 de enero) llevaba como encabezado: “Syriza, la advertencia griega a Europa”. La voz de los banqueros suizos, la Neue Zürcher Zeitung, proclamó el “Amanecer de una nueva era en Grecia”. El Wall Street Journal, en un editorial sobre la “advertencia griega”, se preocupaba de que, aunque una salida de Grecia del euro “no es probable, al menos no inmediata ni intencionadamente”, y la Eurozona sobreviviría a una “salida accidental”, no obstante “el resultado sería desagradable”.

Ministro de defensa Pavos Kammenos, de la derechista ANEL (Demócratas Griegos) en una ceremonia militar, 28 de enero. Su nombramiento es una garantía de que el nuevo gobierno no tocará al ejército ni interferirá con preparativos golpistas. 
(Foto: Aris Messinis/AFP)

Mientras que la prensa financiera se inquietaba, la izquierda europea estaba eufórica. Tras tres décadas de thatcherismo –y de su versión “laborista”, el blairismo2 el Socialist Workers Party (Partido Socialista de los Trabajadores) británico estaba exultante: “Grecia rechaza la austeridad; podemos aquí también” (Socialist Worker, 27 de enero). El Socialist Party of England and Wales (Partido Socialista de Inglaterra y Gales) le siguió de cerca al declarar que “la victoria de Syriza muestra que la élite de la austeridad puede ser derrotada” (The Socialist, 29 de enero). En Francia, el Nouveau Parti Anticapitaliste (Nuevo Partido Anticapitalista) alabó la “Victoria de Syriza” al calificarla como “un golpe contra la Troika” (l’Anticapitaliste, 29 de enero), o sea, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea (CE), que con sus “Memoranda” han hecho tanto cuanto han podido a lo largo de los últimos cinco años para destruir la economía griega.

En Estados Unidos, la International Socialist Organization (ISO) se entusiasmó por “Un nuevo día para Grecia y Europa” (Socialist Worker, 26 de enero), diciendo que la elección representaba una “ruptura largamente esperada con la agenda de la clase dominante de austeridad y represión”. Pero el acuerdo para un gobierno conjunto con ANEL cayó como un balde de agua fría a estos izquierdistas reformistas. Apenas dos días más tarde, la ISO se preguntaba “¿Qué camino para SYRIZA?” Una declaración de su filial griega (que forma parte de SYRIZA) sobre “Las tareas de la izquierda tras la victoria de SYRIZA” criticaba la alianza con el partido derechista, diciendo que “pone en peligro el proyecto político de un gobierno de la izquierda”. Fue apenas el primer golpe para los desafortunados izquierdistas de SYRIZA.

En todos lados, la victoria electoral de SYRIZA fue calificada de “histórica”. No exactamente de diez días que conmovieron al mundo, como la Revolución Bolchevique de Rusia en 1917, sino más bien de un día que sacudió a los mercados. Pero los banqueros de la Bolsa de Valores de Nueva York, la Bourse de Paris y la City de Londres se recuperaron rápidamente de la sacudida de SYRIZA. De inmediato, los eurócratas del FMI, el BCE y la CE estaban nuevamente chantajeando a Grecia para obligarla a someterse, como hicieron antes con Irlanda y Chipre. El primer paso que dio el BCE consistió en prohibir a los bancos griegos que usaran los bonos gubernamentales como garantía. Esto puso en marcha una corrida bancaria en la que los cuentahabientes retiraron 20 mil millones de euros, asegurando de que si Grecia no se plegaba a las exigencias del BCE su sistema financiero se colapsaría cuando el “rescate” actual venciera el 28 de febrero.

El lema electoral de SYRIZA fue “Llega la esperanza”. El parecido con el poster electoral que empleó Barack Obama en la campaña de 2008 con el lema de “Esperanza” dista de ser casualidad. Una campaña “hábil y de experto manejo mediático”  que contó “con la participación de escritores de discursos entrenados en EE.UU. y, según se informa, una empresa de relaciones públicas con sede en Nueva York” (Guardian [Londres], 26 de enero), buscó proyectar la imagen de telegénico Tsipras como símbolo de la dignidad griega para ganarle votos con consignas agradables. Aún más rápidamente que con Obama, la “esperanza” se hizo añicos. Tras tres semanas de extorsiones y choques con el cartel de los banqueros que ha sumido a Grecia en la miseria, SYRIZA se doblegó ante sus exigencias extorsionadoras. Tsipras y el ministro de finanzas, Yanis Varoufakis, capitularon con respecto a la deuda, la austeridad, las privatizaciones, todo.

Manolis Glezos –miembro del Parlamento Europeo por SYRIZA y héroe de la Resistencia por haberse atrevido, como joven comunista a arriar la bandera nazi de la Acrópolis en 1941– al menos ha tenido el valor de decir que se disculpa “ante el pueblo griego por haber contribuido con esta ilusión”. Los griegos votaron a favor de la promesa de SYRIZA de abolir el régimen de austeridad impuesto por la Troika y los “oligarcas”, señaló. Pero “el hecho de que la Troika haya sido rebautizada  como ‘las instituciones”, el memorándum como el ‘acuerdo’ y los acreedores como ‘socios’” no cambia nada. Glezos, como otros, ha citado un dicho popular griego según el cual los monjes medievales rebautizaron la carne como pescado para sortear los requerimientos del ayuno.

En las elecciones de enero, mientras SYRIZA contendía sobre la base de un programa para poner fin a la austeridad por medio de negociaciones en el marco de la Unión Europea, el Partido Comunista (KKE) hizo campaña contra esta peligrosa ilusión, advirtiendo en un mitin electoral realizado el 11 de enero en el Pireo que el nuevo gobierno “implementará las decisiones de la Unión Europea” y “defenderá los intereses de los grandes grupos empresariales” Cierto. Sin embargo, la alternativa ofrecida por estos estalinistas reformistas era meramente parlamentaria: votar por el KKE. Tras la capitulación de SYRIZA, el KKE convocó una manifestación para el 27 de febrero a la que asistieron algunos miles de personas frente al parlamento para declarar “ninguna tolerancia con respecto al nuevo acuerdo” y llamó a favor de romper con la UE y los capitalistas. ¿Cómo exactamente? Apoyando una iniciativa del KKE en el parlamento.

Un día más tarde, SYRIZA sostuvo una reunión de su comité central en la que el 41 por ciento de sus miembros votó a favor de una enmienda propuesta por la disidente Plataforma de Izquierda para expresar “desacuerdo con el acuerdo y la lista de reformas concertadas con el Eurogrupo” de ministros de finanzas, calificándolo como “concesiones indeseables para nuestro país”. Fue una molestia para Tsipras, pero nada más grave. Cabe señalar que el ala izquierda de SYRIZA no llamó a derribar las “reformas” capitalistas ni exigió que se realizara una votación en el parlamento, mucho menos un referéndum popular, ni exigió poner fin a la coalición con ANEL. Los izquierdistas en SYRIZA, lo mismo que sus asociados internacionales, han actuado como facilitadores de la próxima ronda de recortes salariales, privatizaciones y endeudamientos: usados para recabar votos, serán luego descartados como limones exprimidos.

El duopolio de la derechista  Nueva Democracia (ND) y del “izquierdista” burgués Partido Panhelénico Socialista (PASOK) que gobernó Grecia durante los últimos 40 años está acabado, tras haber entregado a las masas a la carnicería de los eurobanqueros. Desafortunadamente, en ausencia de una oposición revolucionaria, los fascistas nazis de Amanecer Dorado (Chrysi Aygi, XA) permanecen al acecho, a la espera de cosechar apoyo de parte de la clase media arruinada y de obreros desmoralizados. ElFührer de pacotilla de XA, Nikolaos Michaloliakos y otros miembros de Amanecer Dorando fueron encarcelados tras el asesinato a cuchilladas del rapero antifascista Pavlos Fyssas en 2013. Sin embargo, XA sigue recibiendo cientos de miles de votos, mantiene lazos con el dirigente de ND Antonis Samaras, y podría intensificar sus ataques asesinos contra inmigrantes e izquierdistas una vez que se asiente la desilusión con SYRIZA.


La austeridad capitalista alimenta al fascismo: nazis de XA (Amanecer Dorado) montan una provocación nacionalista antiturca, 31 de enero. ¡Organizar milicias obreras para aplastar a la escoria fascista! 
(Foto: © spirofoto/Demotix)

Como defensores del marxismo revolucionario, de la política bolchevique de Lenin y Trotsky, nos pronunciamos por la intransigente oposición política al gobierno burgués griego. Escribimos durante las elecciones de 2012 que un voto a favor de SYRIZA no representa oposición alguna al dominio capitalista y “debe ser rechazado por todo trabajador con conciencia de clase”.3 Esto es aún más cierto hoy en día. En las recientes elecciones (del 25 de enero), los trotskistas habrían dado apoyo crítico al KKE para trazar una línea de clase contra los defensores de capital de SYRIZA y otros partidos burgueses.4 Pero la “no tolerancia” pasiva del KKE y el vacuo “desacuerdo” de la Plataforma de Izquierda no derrotarán las medidas de austeridad. Tampoco lo harán unas cuantas manifestaciones sindicales burocráticas: Grecia ha tenido más de 30 “huelgas generales” de uno o dos días desde 2010, sin resultado alguno. El “movimiento de las plazas” de 2011 tampoco consiguió nada, extinguiéndose tras unos cuantos meses; los choques de los anarquistas con la policía, por su parte, no son más que teatro callejero que no lleva a ningún lugar. En la actualidad, la crisis de la dirección revolucionaria en Grecia es pavorosa.

Frente al implacable ataque capitalista, la Liga por la IV Internacional advierte que no hay una solución reformista ni nacional al empobrecimiento de los trabajadores griegos, sea por medio de ilusorias negociaciones en el marco de la Unión Europea, sea mediante una salida griega del euro (denominada “Grexit” en los medios financieros). Lo que se necesita es movilizar el poder obrero: construir consejos obreros que desafíen al régimen parlamentario burgués; ocupar empresas destinadas a la privatización, o que ya han sido privatizadas; extender el control obrero a toda la industria, el transporte y el comercio; luchar por una huelga general a ultranza que ponga en el orden del día qué clase habrá de gobernar. Sobre todo, hace falta construir un verdadero partido obrero comunista con un programa de transición trotskista de tajante lucha de clases a favor de un gobierno obrero que inicie una revolución socialista que se extienda por toda Europa.

Los eurobanqueros siguen torturando a Grecia

Hubo dramatismo abundante el 26 de enero, cuando el nuevo gobierno griego anunció a paso redoblado la adopción de medidas para implementar su plataforma electoral. Panagiotis Lafazanis, ministro de reconstrucción y energía, y dirigente de la Plataforma de Izquierda de SYRIZA, declaró que la prevista privatización de la empresa de energía pública se congelaría y que la subasta del puerto del Pireo, el mayor del país, en la que el consorcio chino Cosco y la danesa Maersk son los principales postores en contienda, quedaría suspendida. El ministro del trabajo anunció que el salario mínimo sería restaurado a unos (miserables) 751 euros mensuales, en tanto que se restablecerían los derechos de contratación colectiva, serían recontratados los trabajadores despedidos del sector público y se pondría fin a la conscripción de trabajadores en huelga para el servicio militar.

El flamante ministro griego de relaciones exteriores objetó las nuevas sanciones en contra de Rusia impuestas por la Unión Europea. No obstante, no dijo ni una palabra en contra de la OTAN, toda vez que SYRIZA (en consideración a sus aliados de ANEL) ha abandonado su oposición formal a la alianza militar imperialista occidental. El primer ministro Tsipras se puso poético al afirmar que Grecia “deja atrás cinco años de humillación y dolor” y que con “un claro, fuerte e indisputable mandato” del pueblo, “Grecia ha dado vuelta a la página. Grecia está dejando atrás la austeridad destructiva, el miedo y el autoritarismo”. Por si acaso, su primer acto como primer ministro consistió en llevar rosas al monumento erigido en honor a 200 comunistas griegos que los nazis ejecutaron durante la ocupación en la Segunda Guerra Mundial. ¿A quién pudo escapársele el simbolismo?

El ministro de finanzas/estrella de rock Yanis Varoufakis en Atenas, el 27 de enero. Declarándose un marxista errático, Varouofakis dice que busca “estabilizar el capitalismo europeo” (ver artículo “¿Qué es SYRIZA?”).  (Foto: Aris Messinis/AFP)

Bajo los reflectores se encontraba el “ministro de finanzas/estrella de rock griego” (Le Monde, 29 de enero), Yanis Varoufakis. Sin corbata, Mr. Cool Varoufakis encantó a los medios con sus camisas color azul eléctrico desfajadas y botas de motociclista, cuando llegó manejando su moto supercargada Yamaha de 1300 cc. para encontrarse con banqueros enfundados en trajes negros que bajaron de un sedan BMW con chofer. A un desdeñoso periodista top británico, Varoufakis dijo que Grecia ha sido sometida a “una especie de tortura por ahogamiento fiscal” que “convirtió a esta nación en una colonia por deudas” (BBC Newsnight, 30 de enero). Al hablar con el igualmente arrogante Der Spiegel (14 de febrero), añadió: “Nuestro país ha sido literalmente puesto bajo el agua. Justo antes de que suframos un verdadero paro cardíaco, se nos da un respiro momentáneo…. Mi propósito es poner fin a este terror permanente de asfixia”.

La némesis del ministro ateniense en el enfrentamiento anunciado fue su contraparte berlinesa, el Dr. Strangelove alemán, Wolfgang Schäuble, siempre listo para la “opción nuclear” de obligar a Grecia a salir de la Eurozona y de la Unión Europea. El ministro de finanzas de Alemania, partidario de la mano dura, provocó las elecciones de enero al rehusarse a extender el apoyo financiero a Grecia para luego insistir en que “toda la deuda acordada previamente con Grecia debe ser pagada en su totalidad sin importar la composición del próximo gobierno griego” (WorldPost, 13 de enero). Mientras azuza el descontento popular contra los griegos, supuestamente holgazanes y despilfarradores (que en realidad trabajan más horas por una paga menor que cualquier otra fuerza laboral de la Eurozona), Schäuble olvida mencionar que el 90 % del dinero del “rescate” jamás llegó a Grecia, sino que fue pagado a los bancos europeos (incluidos los alemanes).

Pero el duelo financiero en el OK corral de la Eurozona pronto llegó a su fatídico final.

Después de toda la palabrería desafiante contra los políticos berlineses, los banqueros de Frankfurt y los estirados burócratas de Bruselas, a las 18 horas del 20 de febrero, seis horas antes de que expirara el ultimátum de Schäuble, el ministro de finanzas Varoufakis se plegó ante una humillante declaración del Eurogrupo que obliga a Grecia a cumplir con sus “compromisos” del Acuerdo Maestro para Facilitar la Ayuda Financiera (MFFA por sus siglas en inglés, esto es, el odiado Memorándum), bajo la detallada supervisión de las “instituciones” (FMI/BCE/CE, es decir, la odiada Troika), y a “abstenerse de cualesquiera medidas y cambios unilaterales en las políticas y reformas estructurales que impactarían negativamente los objetivos fiscales, de recuperación económica o de estabilidad financiera, tal y como sean considerados por las instituciones”.

Basta con las promesas de campaña de SYRIZA. Al asestar la puñalada, el ministro de finanzas alemán Schäuble subrayó: “Los griegos, ciertamente, van a vérselas negras para explicar el acuerdo a los que votaron por ellos”. Queriendo tomar esto con buena cara, Tsipras declaró: “hemos ganado la batalla, pero no la guerra”. ¿Pero quién puede creerse ese cuento? La declaración del Eurogrupo inste en la “independencia del banco Central Europeo”. ¿Y la independencia de Grecia? Nada importante para la “Troika”. Ya en las primeras etapas de la crisis del euro, el actual presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, dijo a la revista noticiosa alemana Focus (3 de julio de 2011) que “La soberanía de los griegos será enormemente limitada”. De hecho, lo que ha quedado descarnadamente al descubierto es la dictadura del capital financiero que subyace a la “democracia” burguesa.

El 24 de febrero, Varoufakis entregó la requerida propuesta formal (una submission [rendición] en el expresivo lenguaje de los banqueros dictadores) en la que tras hablar de luchar contra la corrupción, “promover la justicia fiscal” y acabar con la evasión de impuestos, dice que “con el tiempo” se elevará el salario mínimo, de manera que se “salvaguarde la competitividad”, y se comprometió a “no dar marcha atrás a las privatizaciones que ya han sido completadas, y a respetar procesos que ya habían sido iniciados”. Antes, en su entrevista co Der Spiegel, fue aún más explicito al decir: “No vamos a detener la privatización de nuestros puertos. Simplemente queremos asegurarnos de que los bienes de nuestro país no sean vendidos a precios irrisorios”. El ministro de finanzas griego se jactó más tarde de la “ambigüedad creativa” de los documentos, pero estos compromisos no son nada ambiguos y resultan bastante devastadores.

En una entrevista ampliamente circulada, Giorgios Gogos, un obrero portuario de SYRIZA, dijo que las elecciones de enero enviaron “un importante mensaje, que no vamos a privatizar”. El puerto del Pireo, señalaba, es vital para asegurar la comunicación con las muchas islas griegas, en tanto que “los inversores privados solamente se interesan en sus ganancias y en nada más”. Gogos juró: “Tengo confianza en mis camaradas de SYRIZA”, en que “van a hacer lo que han estado diciendo” y si tienen que dar vuelta atrás en sus planes, “tendrán que solicitar la opinión del pueblo y de la sociedad antes” (Viewpoint Magazine, 16 de febrero). Sin embargo, ahora los dirigentes de SYRIZA se han comprometido a no detener las privatizaciones en general, y en particular la del puerto, sin consultar a los trabajadores.

Varoufakis se refirió a una frase del documento del 20 de febrero que habla acerca de la “flexibilidad” con que se mantendrá un “apropiado superávit fiscal primario”. Esto, sin embargo, sólo se aplica al año que corre, y al acordar cualquier tipo de “superávit primario” (antes del pago de la deuda) en el presupuesto estatal, SYRIZA se compromete por definición a mantener el régimen de austeridad. Dirigentes griegos citan el mandato democrático de las elecciones de enero cuando la población votó mayoritariamente en contra de la austeridad. Pero en una vívida expresión de la arrogancia de la burocracia de Bruselas, el vicepresidente de la Comisión europea, Jyrki Katainen, declaró: “No cambiamos nuestra política de acuerdo con las elecciones”. Para estos guardianes del capital, todo asomo de democracia implica ceder ante el “dominio del populacho”.

En cuanto al desafió del ministro de relaciones exteriores de Grecia a las sanciones de la UE contra Rusia, éste duró apenas 24 horas. SYRIZA está bien consciente de que la presencia de Grecia en la Eurozona se debe en buena medida a su posición estratégica en el flanco sur de la OTAN. Grecia tiene un ejército enorme (130 mil efectivos en un país de 11 millones de personas), buena parte del cual está equipado con armas de manufactura alemana. Aunque el salario de los trabajadores griegos fue aplastado por órdenes de la Troika, los mismos acreedores insisten en gastar miles de millones de euros o dólares en la compra de armas. A pesar de la crisis económica, Grecia tiene actualmente bajo pedido 170 aviones caza F-16 de EE.UU. Tiene también una importante base aérea de la OTAN en la Bahía de Souda, en Creta, que fue un punto de lanzamiento de los bombardeos contra Libia (y que lo sería también en el caso de un ataque contra Siria).

El programa de SYRIZA de 2013 se pronunciaba por la salida de Grecia de la OTAN y por el cierre de todas las bases militares extranjeras, lo que los izquierdistas griegos han exigido desde hace mucho tiempo, dado el respaldo de la OTAN a la dictadura de los coroneles que se extendió desde 1967 hasta 1974, así como por el papel que jugaron EE.UU e Inglaterra tras la Segunda Guerra Mundial al instigar la guerra civil griega en la que decenas de miles de izquierdistas fueron asesinados. El hecho de que Grecia no abandonó la OTAN el día en que SYRIZA asumió el mando es otra prueba de que ésta defiende el capitalismo imperialista. Y el nombramiento como ministro de defensa al líder de ANEL Panos Kammenos, quien tiene una estrecha relación con la oficialidad y hasta se opone al control del ejército por parte de civiles, entraña el compromiso de que el nuevo gobierno no va a tocar al ejército, que junto con la policía es la espina dorsal del estado capitalista.

El nombramiento de Kammenos trae a la mente el Estatuto de Garantías Constitucionales que el régimen de la Unidad Popular de Salvador Allende firmó al asumir el poder en 1970 –lo que significó que en cualquier momento pudiera organizarse un golpe de estado para derribar al gobierno elegido. Asimismo, la policía griega está llena de fascistas de alto nivel. Además, el 28 de febrero, a propuesta de SYRIZA, el parlamento eligió al derechista de Nueva Democracia Prokopis Pavlopoulos como presidente de Grecia. Pavlopoulos fue ministro del interior cuando fueron brutalmente suprimidas las protestas de 2008 por el asesinato del estudiante de preparatoria Alexandros Grigoropoulos. Ahora, gracias a SYRIZA, Pavlopoulos será comandante en jefe del ejército, con el poder de nombrar al primer ministro, disolver el parlamento, promulgar decretos… y declarar un estado de sitio.

Oportunistas apoyan al populismo de “izquierda”

A estas alturas, los préstamos bancarios en Grecia prácticamente se han detenido y los ahorradores siguen retirando fondos, pero los eurobanqueros centrales han cortado todo financiamiento, salvo de emergencia, que permiten al mínimo. La economía griega está “quedando sin nada” y se encuentra “cerca de la bancarrota”, como dice The Economist (7 de marzo). Ahora “las instituciones” (es decir, la Troika del FMI, el BCE y la CE) están descalificando la lista de “reformas” propuestas por Grecia al calificarlas como inadecuadas, con lo que están provocando la próxima crisis. Como dijo un importante financiero al referirse a los eurobanqueros en vísperas de la última confrontación en Bruselas, “están exprimiendo [a SYRIZA] en todo, es parte de un sistema para sofocarlos, para hacerlos entender que el fin está cerca para que entiendan que ha llegado el momento de arrodillarse” (Financial Times, 18 de febrero).

Evidentemente, las burguesías europeas han cerrado filas para humillar al nuevo gobierno griego de la “izquierda radical”, al que perciben como una amenaza para los partidos conservadores y socialdemócratas de todo el continente que están comprometidos con la austeridad y el capitalismo de “libre mercado”. La deuda pública griega de 317 mil millones de euros es relativamente pequeña, y a diferencia de 2010-1012, una moratoria no amenazaría al sistema financiero mundial, puesto que la mayor parte de ella tiene como acreedores a diversos bancos centrales y prácticamente a ninguno de los bancos internacionales, que en todo caso ya fueron rescatados. Pero ceder a SYRIZA podría tener reverberaciones en España, donde el populista partido Podemos encabeza ahora las encuestas de opinión debido a su llamado a recortar la deuda pública de 1 billón de euros, buena parte de la cual está en manos de bancos comerciales.

La intransigencia de los banqueros internacionales no sólo era predecible, sino que fue ampliamente predicha. Durante las elecciones de 2012 escribimos que “SYRIZA despierta ilusiones en que se puede deshacerse de las duras medidas de austeridad mediante negociaciones, a las que los eurobanqueros van a negarse” (“Battle Over Anti-Worker Austeritiy Comes to a Head in Greece”). La razón está más allá de los cálculos electorales y la obstinada ideología “neoliberal”, a los que culpan muchos liberales burgueses y reformistas seudosocialistas. Schäuble y Cía. no están principalmente interesados en revigorizar la economía, sino que buscan elevar la tasa de explotación para incrementar las ganancias y fortalecer a los bancos, que incluso en Alemania están extremadamente inestables.

La totalidad de la estructura de la Eurozona está diseñada para imponer medidas de austeridad contra la clase obrera (el Tratado de Maastricht de 1992 prohíbe que haya un déficit presupuestal que represente más del 3 por ciento del producto interno bruto, aunque las mayores potencias violan esta cláusula constantemente). Además, aún si el gobierno griego pudiera milagrosamente convencer a los gobiernos capitalistas y a los banqueros de Europa de emprender un significativo financiamiento deficitario keynesiano de infraestructura e inversión productiva (a diferencia de la “expansión cuantitativa” marginal para apuntalar los bancos), ello no sacaría al continente del abatimiento económico. Como escribimos en 2011:

“la realidad es que los países capitalistas industriales avanzados están atascados en una verdadera depresión económica que tomará años vencer, mediante la destrucción masiva de capital (cierres de fábricas, desempleo en masa cada vez mayor), guerras comerciales imperialistas, o hasta una confrontación militar …
“Los seudosocialistas ignoran el hecho de que la actual guerra contra el proletariado no es una política (el ‘neoliberalismo’) que pueda cambiarse, sino que es una necesidad para un sistema decadente. Las políticas keynesianas fueron abandonadas a finales de los años 1970 debido a una severa crisis causada por una caída en la tasa de ganancia. Aunque las actuales tasas de ganancia son obscenas, recetas como la de establecer ‘impuestos para los ricos’ o para las transacciones bursátiles (el llamado impuesto Tobin) no harán rentable para el capital invertir en capacidad productiva, como no se ha hecho en cantidades apreciables en los países capitalistas avanzados desde principios de los 1980.
“Así que los banqueros se rehúsan furiosamente a asumir una ‘rasurada’ (pérdida) en los préstamos a Grecia, no importa cómo se presente. Su respuesta no es irracional: saben, aún si la izquierda reformista no, que el sistema financiero capitalista internacional en su totalidad está técnicamente (y realmente) en bancarrota y podría venirse abajo con el menor contratiempo. Las empresas se rehúsan a invertir, se rehúsan a contratar trabajadores, y en cambio se sientan sobre vastas pilas de efectivo, mientras que los ejecutivos se pagan a sí mismos fabulosas sumas de dinero por no hacer nada. Su actitud, como la de Luis XV y el Antiguo Régimen anterior a la Revolución Francesa, es la de après moi le déluge (después de mí, el diluvio) –y así, actúan en concordancia”.
–“Levantamiento en Europa contra la austeridad capitalista” en The Internationalist No. 33, verano de 2011

En pocas palabras, la actual crisis económica nada tiene que ver con el mito de trabajadores griegos sobrepagados, ni se debe únicamente a oligarcas que evaden el pago de impuestos (aunque hay muchos de éstos) y a sádicos gobernantes del IV Reich del imperialismo alemán que torturan a pequeños países europeos: es, en cambio, resultado de la crisis económica capitalista mundial que reverbera desde Wall Street, y cuyas consecuencias siguen a la vista. Es por ello que no llegará a su fin por medio de negociaciones, amistosas o no, con los financieros imperialistas.

Entonces, ahora que la ilusión en SYRIZA se ha hecho añicos, ¿cuál es la respuesta de la izquierda griega? En la última reunión del comité central, la Plataforma de Izquierda de la Coalición se pronunció a favor de un “retorno a los compromisos electorales”, es decir, a la plataforma anunciada en la Feria de Comercio Internacional de Thessaloniki en septiembre pasado. El portavoz de la Plataforma, y ministro de energía Lapavitsas añadió que Grecia debe “presentar toda una gama de opciones” y “prepararse para medidas de liquidez extraordinarias” al negociar con los ministros de la Eurozona en junio (Guardian, 2 de marzo). En otras palabras, debe amenazar con introducir controles de capital, como hizo Chipre cuando el Banco Central Europeo le forzó a irse a bancarrota en 2013. ¡Vaya amenaza, que en la práctica afectaría casi exclusivamente a los ahorradores griegos!

En el mismo sentido, la Red Roja (parte de la Plataforma Izquierda, incluida la DEA5 ) declaró que “la izquierda, el movimiento obrero y los movimientos sociales deben encontrar la fuerza para responder: ¡NO!” ¡Como si eso fuera a impresionar a los banqueros de Frankfurt! Agregó una cláusula acerca de la necesidad de “una lucha obrera y popular que busque derrotar esta política que ata al gobierno a las medidas de austeridad”. Pero los trabajadores griegos realizaron innumerables protestas, huelgas de un día y otras formas de “lucha popular” contra la austeridad en 2010 y 2011, sin afectar para nada la política económica. Además, un portavoz de DEA admitió que “todavía no hay protestas planeadas por los sindicatos ni los movimientos sociales” (Socialist Worker [EE.UU.], 2 de marzo). Lo que la declaración subraya, una vez más, es su lealtad para con este gobierno burgués, que aspiran a presionar y asesorar.

A su vez, la (reformista) Tendencia Comunista de SYRIZA6 instó al gobierno a “cancelar inmediatamente el memorándum de acuerdo” y a poner en práctica el Programa de Thessaloniki”, mientras “aconsejó” al gobierno “complementar” esto con “medidas radicales y socialistas, como el repudio de la deuda, la nacionalización de la propiedad de la iglesia y la nacionalización de las empresas más grandes, empezando con las más rentables”. Estos amigables consejos a un gobierno parlamentario burgués son pura palabrería vacía, que Tsipras va a ignorar. En todo caso, este programa no es nada socialista, como tampoco lo fueron las nacionalizaciones realizadas en Inglaterra por el gobierno laborista tras la Segunda Guerra Mundial, que esta corriente, siempre leal al Partido Laborista, ve como modelo.

Si la respuesta de la izquierda reformista de SYRIZA ha consistido en la oposición verbal y en el no hacer nada que genere la menor inconveniencia para el gobierno, los no menos reformistas grupos que conforman ANTARSYA (Frente de la Izquierda Anticapitalista) han convocado protestas de masas. Su manifestación en la plaza Syntagma del 26 de febrero atrajo a unos cientos de personas, según se informa. Pero aunque diga “¡NO!” en las calles, y no en los confines del partido gobernante, ANTARSYA sólo se pronuncia por el repudio de los memoranda, la cancelación de la deuda, la recontratación de los trabajadores despedidos y la “ruptura con el euro”. Se trata de cabildeo extraparlamentario para presionar al gobierno burgués de SYRIZA para que implemente un programa supuestamente “anticapitalista”, que en realidad es reformista. Esto dista mucho de reivindicar una lucha de clases revolucionaria para acabar con el régimen capitalista y remplazarlo con un gobierno obrero.

A pesar de sus vagas referencias a un “derrocamiento” y una “ruptura”, ANTARSYA actúa como correa de transmisión hacia y desde SYRIZA. Varias de las organizaciones que la componen alabaron la campaña de SYRIZA, “saludaron” su amplia victoria electoral y dijeron que ésta les había llenado de “una inmensa alegría por haberse conseguido una victoria a favor de un ‘No’ de izquierda a la austeridad, y asimismo de muchas preocupaciones por lo que pase después” (Andreas Sartzekis de OKDE-Spartakos,7 en International Viewpoint, enero de 2015). Otro componente de ANTARSYA, el SEK,8 respondiendo al acuerdo con la UE/BCE/CE, instó a resucitar las huelgas, manifestaciones y ocupaciones. Pero su llamado a favor de un “programa transicional anticapitalista” (“NO al Acuerdo ¡No pasará!” 25 de febrero) se refiere a una serie de demandas dirigidas al gobierno: cancelación de la deuda, ruptura con el euro y con la UE, y “nacionalización de los bancos bajo control obrero”.

Por su parte, el 27 de febrero, el Partido Comunista reunió una multitud de miles para protestar en contra del acuerdo y exigir una “ruptura con la Unión Europea, los capitalistas y su poder”. A diferencia del ala izquierda de SYRIZA y de ANTARSYA, que ven al gabinete de Tsipras como si fuera de alguna manera “su” gobierno, el KKE en su pronunciamiento del 24 de febrero declaró que no daría “ningún apoyo ni tolerancia al gobierno que sigue el mismo camino de compromisos con la EU y la rentabilidad de los monopolios”. Pero ¿qué alternativa ofrece? En la manifestación, el secretario general del KKE, Dimitris Koutsoumpas, se refirió a una iniciativa de ley introducida en el parlamento por el Partido Comunista para rechazar el Memorándum, restablecer el salario mínimo, etc. Concluyó su alocución con un llamado a favor de la “soberanía popular”, o “poder popular”, como solía llamarse.

Cuando el resto de la izquierda griega denuncia el “sectarismo” del estalinista KKE, a lo que se refiere fundamentalmente es a su rechazo a unirse a SYRIZA. Negar apoyo político a un partido burgués es, de hecho, imperativo. Pero cuando el KKE presenta como su alternativa el “poder popular”, niega la necesidad del poder obrero. En el pasado, el archinacionalista Partido Comunista simplemente se pronunció a favor de que Grecia abandonara la Unión Europea. Hoy opina que sin la “socialización de los medios de producción, la organización diferente de la economía y de la sociedad, el simple retorno a la moneda nacional podrá conducir a desarrollos peores para las capas populares” (“SYRIZA, el nuevo polo socialdemócrata en Grecia”, sitio web del KKE, 10 de febrero). En efecto. Sin embargo, las vagas referencias a la “socialización” y a una “organización distinta de la sociedad” no van a derrotar a los eurobanqueros.

Todo esto trae a la mente el lema del movimiento “antiglobalización” de que “otro mundo es posible”, lo mismo que sus cantos de “así se ve la democracia”. Pero en estos tiempos de crisis y depresión capitalista mundial, el masivo empobrecimiento de la clase obrera no podrá ser derrotado en el marco de la “democracia” imperialista. Con sus distintas fórmulas, la izquierda reformista griega, tanto dentro de SYRIZA como fuera de ella, pretende implementar una versión más a la “izquierda” del populismo burgués, cuando lo que se necesita urgentemente –de hecho la única vía para derrotar la austeridad capitalista– es luchar por la revolución socialista.

¡Forjar un partido obrero leninista-trotskista en Grecia!

El gobierno de la “izquierdista” SYRIZA y la derechista ANEL, defensora de la iglesia Griega Ortodoxa y del ejército, no es un aliado de los trabajadores, sino el “comité ejecutivo de la burguesía [griega]” –como describe Lenin en El estado y la revolución (1917) a todos los gobiernos capitalistas. Hoy en día, SYRIZA es quien impone la austeridad dictada por los eurobanqueros. Tsipras inevitablemente reprimirá a los trabajadores combativos, tal como hizo Allende con los mineros y con los cordones industriales en Chile en 1973 y como Kerensky hizo en Rusia en julio de 1917. La tarea de los bolcheviques-leninistas hoy en día en Grecia consiste en construir un partido obrero revolucionario trotskista que se oponga a los falsos “amigos del pueblo” de SYRIZA, para derrotar a los Pinochets y Kornilovs griegos y abrir la vía para el dominio obrero en toda Europa.

Esto exige decir la verdad a las masas, comenzando con la batalla por la deuda. Mientras que reformistas de SYRIZA y ANTARSYA llaman a repudiar así nomás el impagable fardo de la deuda de Grecia con los banqueros imperialistas, quienes la sostienen como una espada de Damocles sobre las cabezas de los trabajadores, los trotskistas de la Liga por la IV Internacional advertimos que “las potencias imperialistas dominantes derribarán a cualquier gobierno y someterán a un devastador bloqueo a cualquier país que se atreva a cancelar su deuda. La abolición de la deuda imperialista requiere de una revolución obrera, como la que hicieron los bolcheviques en 1917, así como la extensión internacional de la revolución” (véase “Greece on the Razor’s Edge” [Grecia al filo de la navaja] en The Internationalist No. 32, enero-febrero de 2011). Los llamados a favor de la cancelación de la deuda deben ser parte de un programa basado en una contraofensiva revolucionaria de la clase obrera.

Lo mismo vale para la cuestión de la salida de Grecia de la Eurozona: la LIVI subraya que “nuestra oposición a la imperialista Unión Europea no es nacionalista sino internacionalista, y contrapone a la Europa de los capitalistas la lucha por el dominio obrero: unos estados unidos socialistas de Europa.” Si Grecia fuera forzada a salir de la UE por un diktat de los europatrones que imponen la austeridad capitalista, los obreros con conciencia de clase en toda Europa deben defender a Grecia contra el ataque económico de los amos imperialistas. Sin embargo, bajo el capitalismo, una “Grexit” significaría una drástica devaluación y caída en el poder de compra de los salarios, con pocas probabilidades de que esto llevara a una recuperación económica en el futuro próximo.9 Así, frente al ataque de los banqueros, los trotskistas reivindicamos una movilización obrera revolucionaria en toda Europa, y simultáneamente llamamos por la formación de una federación socialista de los Balcanes (que incluya el derecho a la autodeterminación de Macedonia).

Una importante amenaza que se cierne sobre el movimiento obrero en Grecia hoy en día es la del fascismo asesino, particularmente dirigida en contra de inmigrantes y de la izquierda. Los nazis de Amanecer Dorado tienen fuertes lazos con Nueva Democracia, que usual y falsamente es descrita como una organización de “centro-derecha”, y con la policía. Aún si lo intentara, SYRIZA sería incapaz de purgar el aparato estatal de represión, que desde la Guerra Civil de los años 1940 y de la dictadura de los coroneles de 1967-1974 ha sido un núcleo duro de anticomunismo. Así, en contraste con la pasividad criminal del KKE, es vital que los marxistas revolucionarios luchen por la conformación de grupos obreros armados de autodefensa para aplastar a los matones fascistas y defender a los inmigrantes. Llamamos también a cerrar los campos de concentración para los inmigrantes y exigimos plenos derechos de ciudadanía para todos los inmigrantes.

Los marxistas revolucionarios luchamos contra la represión de estado policíaco, exigiendo libertad para todos los prisioneros de la guerra de clases, incluyendo los anarquistas y guerrilleros urbanos transferidos a las recientemente inauguradas cárceles “Tipo C” de máxima seguridad. Estamos también por la abolición de las leyes “antiterroristas” en virtud de las cuales varios de estos prisioneros fueron condenados. El 2 de marzo, anarquistas ocuparon la sede de SYRIZA, responsabilizando correctamente al partido de “izquierda” en el gobierno por mantener el encarcelamiento de sus camaradas (ahora en huelga de hambre). Tampoco pedimos a los capitalistas prohibir o “encarcelar a los miembros de Amanecer Dorado”, pues medidas de este tipo serían usadas contra la izquierda, ni estamos por la liberación de todos los “presos políticos”, entre los cuales hay varios nazis miembros de XA que han sido encarcelados por agresión con lesiones a personas, así como por el asesinato del rapero izquierdista Pavlos Fyssas. En cambio, los trotskistas llamamos al movimiento obrero a que aplaste la amenaza fascista.

Frente al actual desempleo masivo que alcanza niveles no vistos desde la Depresión de los años 1930, el llamado por una jornada laboral más corta sin merma en la paga (una escala móvil de horas de trabajo), para repartir el trabajo en todos que lo busquen (un elemento clave del Programa de Transición de Trotsky) reviste una importancia vital, así como el ajuste de salarios para combatir la inflación (una escala móvil de salarios) que sería una medida de defensa crucial en contra de un masivo recorte salarial tras una salida de Grecia de la zona euro. Pero estas demandas, que como Trotsky señaló prefiguran una economía socialista planificada, no serán implementadas por SYRIZA, y ni siquiera por un gobierno de “izquierda” o incluso “socialista” a la cabeza del estado burgués. Para conseguirlas se requiere la movilización del poder de la clase obrera en contra de los patrones y de los izquierdistas que ahora administran el estado capitalista.

Mientras Tsipras y Cía. implementan las políticas de austeridad de los europatrones, un programa de transición revolucionario podría movilizar a la clase obrera en la vía que va de la protesta a la lucha por el poder. Frente a las exigencias de la privatización, los verdaderos trotskistas instarían a los trabajadores portuarios del Pireo no sólo a oponerse a ellas, sino a impedirlas, mediante la ocupación del puerto, incluidos los muelles que ya han sido entregados a la empresa china Cosco, y el establecimiento del control obrero. La acción de los trabajadores despedidos de la compañía estatal de radio y TV ERT por el cierre de ésta, quienes ocuparon las instalaciones cerradas y recomenzaron transmisiones,debería emularse. Frente a la crisis del sector de la salud, los trabajadores deben imponer el control obrero de los hospitales incluidos los privados, requisar a los grandes monopolios farmacéuticos los medicamentos que hacen falta y proveer de un servicio de salud gratuito a todos los que lo necesiten.

El nivel de movilización de clase es hoy en día mucho menor que en 2010-2011, y muchos obreros tienen ilusiones en SYRIZA. Por eso mismo es que recae en los auténticos comunistas, los trotskistas, tomar la delanter ahora en la presentación de un programa de transición de contundente lucha de clases. Pedir al gobierno que implemente las políticas del programa electoral ahora abandonado de SYRIZA, como hace buena parte de la izquierda, siembra ilusiones tan peligrosas como la idea de que los financieros imperialistas podrían ser inducidos a amortizar la deuda griega y a abandonar la austeridad. Al ver a los populistas en el poder como aliados y no como representantes del enemigo de clase, los oportunistas preparan la vía para el advenimiento de otra dictadura sangrienta como la de Metaxas,10 para tomar el poder una vez que los “izquierdistas radicales” hayan logrado desmoralizar a las masas de trabajadores y de pobres.

La posición tomada por los grupos que se dicen socialistas y comunistas con respecto a la elección del gobierno de SYRIZA hoy en día, será una piedra de toque del marxismo revolucionario, como lo fue la elección en 1970 de la Unidad Popular (UP) de Salvador Allende en Chile. En esa época, los oportunistas de toda calaña, incluidos socialdemócratas, estalinistas y partidarios de Ernest Mandel, Nahuel Moreno y otros seudotrotskistas, ayudaron a alimentar las mortales ilusiones de las masas esperanzadas al vitorear al gobierno del frente popular de la UP. En contraste, los auténticos trotskistas advertimos que ese gobierno capitalista de “izquierda” iba a conducir a un baño de sangre una vez que su apoyo se hubiera debilitado bajo la implacable presión imperialista, a menos de que los obreros con conciencia de clase se movilizaran bajo una dirección revolucionaria para derrotar al capitalismo antes de que aplastara a la clase obrera.

Construir una dirección genuinamente comunista es el desafío que la Liga por la IV Internacional presenta a aquellos que hoy buscan una salida revolucionaria para Grecia. ■


  1. 1. La divisa común europea, el euro, se compra actualmente a 1.15 dólares.
  2. 2. La conservadora Margaret Thatcher, desde que fuera nombrada primera ministra de Inglaterra en 1979, desencadenó una guerra contra los sindicatos que culminó en la derrota de la huelga minera de 1984-1985, tal como Ronald Reagan atacó a la clase obrera norteamericana con un mazo. Durante sus 12 años en el cargo, la “dama de hierro” tory privatizó masivamente las industrias nacionalizadas y se deshizo de buena parte del “estado de bienestar” socialdemócrata. El primer ministro del Partido Laborista, Tony Blair, quien ocupó el cargo entre 1997 y 2007, continuó en buena media con las políticas económicas de Thatcher, bajo el lema de que “no hay alternativa” frente a la política capitalista del “libre mercado” generalmente denominada neoliberalismo.
  3. 3. Ver “Battle Over Anti-Worker Austerity Comes to a Head in Greece” en The Internationalist, suplemento especial, verano de 2012.
  4. 4. Véase recuadro “¿Qué es SYRIZA?”
  5. 5. Izquierda Obrera Internacional, vinculada con la International Socialist Organization de EE.UU.
  6. 6. Parte de la Tendencia Marxista Internacional (TMI) dirigida por Alan Woods, heredera de la Tendencia Militante del difunto Ted Grant, que durante décadas se enterró en el Partido Laborista Británico. El hecho de que esta “Plataforma Comunista” sea parte de un partido burgués, SYRIZA, poco importa a la TMI, que durante muchos años se ha presentado como el “ala marxista” de partidos capitalistas de corte populista, desde el Partido del Pueblo Pakistaní de Benazir Bhutto, hasta el Partido de la Revolución Democrática en México. El concepto de una línea de clase que separa burgueses de proletarios les es completamente ajeno a estos oportunistas, quienes consideran que policías –que son el brazo armado del capitalismo–forman parte de la clase obrera.
  7. 7. Organización de Comunistas Internacionalistas de Grecia-Espartaco, la sección griega del seudotrotskista Comité Internacional (anteriormente Secretariado Unificado) de la IV Internacional, el que, sin embargo, prefiere a SYRIZA y no a ANTARSYA, toda vez que la primera obtuvo un número mucho mayor de votos, lo que muestra que es la más exitosa en las maniobras oportunistas.
  8. 8. Partido Obrero Socialista, afiliado griego del SWP británico de los herederos de Tony Cliff, quien rompió con el trotskismo al condenar al estado obrero burocráticamente degenerado soviético como “capitalista de estado”.
  9. 9. El desacoplamiento argentino con respecto al dólar de 2001 suele citarse como un ejemplo positivo, pero la verdad es que desembocó en años de desempleo masivo, además de que Grecia no tiene la capacidad exportadora que permitió al país sudamericano recuperarse. La industria ligera griega (como la textil) ha sido en buena media destruida y no puede competir en contra de los productores asiáticos donde los trabajadores tienen salarios muy inferiores, en tanto que la producción agrícola ha sido tan duramente golpeada que en la actualidad Grecia importa el 40 por ciento de sus alimentos. Asimismo, sus exportaciones de fruta a Rusia se han visto recortadas por las represalias emprendidas por Moscú ante las sanciones comerciales que le impuso la Unión Europea.
  10. 10. En agosto de 1936, el general Ioannis Metaxas se hizo del poder, con el apoyo del rey griego, e impuso una dictadura fascistoide bonapartista (militar-policíaca) con el propósito fundamental de aplastar a la izquierda.