marzo de 2016
El Grupo
Espartaquista
boicotea la lucha de clases
Unos 500 maestros de la Sección XXII bloquearon durante varios días la refinería de Pemex en Salina Cruz, Oaxaca en el marco del boicot a los comicios del 7 de junio convocado por la CNTE y los padres de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa asesinados y desaparecidos en septiembre de 2014. El Grupo Internacionalista estuvo presente en el piquete.
En el más reciente número de su revista, el Grupo Espartaquista de México (GEM) publicó un artículo de primera plana bajo el título “Trotskismo vs. populismo radical sobre la democracia burguesa” (Espartaco, noviembre de 2015). El propósito central del texto es plantear una corrección a su posición favorable al boicot electoral de los comicios de junio del año pasado … y polemizar contra el Grupo Internacionalista con respecto al mismo tema.
En realidad, el apoyo del GEM al boicot fue muy tímido. En un volante del 30 de abril del año pasado escribió: “El llamado por el boicot...es tanto una protesta contra la brutalidad estatal como una expresión del hastío con los partidos electoreros y el circo electoral entero... Los espartaquistas nos solidarizamos con el boicot.” Pero para los popes de la Liga Comunista Internacional (LCI), de la que el GEM es la sección mexicana, este gesto modesto y abstracto con que metían un dedo en el agua de la lucha de clases, era demasiado. Según su autocrítica, “debimos haber argumentado y advertido francamente contra el uso de esta táctica bajo las condiciones actuales”.
Hasta ahora, los marxistas han considerado que el programa revolucionario debe servir como guía para la acción. Una de las múltiples innovaciones introducidas por la LCI en un curso repleto de zigzagueos en el período post soviético ha sido la de convertir el programa en una receta para la inacción. Así, para introducir el tema elucubra sobre la “democracia” burguesa y pasa revista a los candados profilácticos que ha inventado recientemente para protegerse contra la tentación del oportunismo. En particular:
–Una veda contra “participar en elecciones para puestos ejecutivos”, aún con un programa revolucionario, porque una revolución “implica necesariamente un ajuste de cuentas con el ejecutivo”. Pero ¿no habrá también un “ajuste de cuentas” con los parlamentos burgueses? ¿Qué hay de los regímenes parlamentarios donde todo diputado podría ser ministro mañana? Para los trotskistas, nuestra oposición a administrar el estado capitalista no impide hacer uso en determinados momentos de una campaña electoral como plataforma para la propaganda revolucionaria.
–Oposición “como cuestión de principios, al llamado por una asamblea constituyente” debido a que “se trata de un gobierno burgués”. A los ilusos Lenin y Trotsky (y de la LCI en décadas anteriores), se les escapó este principio universal. Preguntamos: ¿cómo encaja esto con la posición oportunista de la LCI de votar retrospectivamente a favor de la constitución francesa de 1946? Los trotskistas rechazamos la consigna de constituyente en las actuales condiciones en México, pero no descartamos como táctica hacer el llamado por una asamblea constituyente revolucionaria en regímenes dictatoriales, al mismo tiempo que luchamos por la formación de soviets para llevar a cabo la revolución socialista.
Después de esta excursión a través del espejo en el país de las maravillas seudomarxistas de la LCI post soviética, llegamos al nudo de la “corrección”. La autocrítica es acertada en un punto: el volante original del GEM confundía un boicot electoral con la abstención, al decir: “Para nosotros, el llamar a no votar en este país no es nada nuevo”. Mientras en español y otros idiomas el boicot significa claramente el intento de impedir las elecciones, el significado normal de boycott en inglés es simplemente no participar en ellas. ¿Fue por eso que confundieron las dos tácticas?
Pero más allá de la confusión lingüística, el meollo de la cuestión es otro invento de los espartaquistas de los últimos días: su definición según la cual “el boicot activo” sólo sería “una antesala y preparación consciente de la insurrección”, una táctica que “sólo tiene posibilidades de triunfar en el contexto de un nivel cualitativamente más alto de lucha de clases del que ha existido en México en muchas décadas, quizá en toda su historia”. Para sustentar su posición de que un boicot electoral es imposible fuera de una crisis revolucionaria y una insurrección inminente, presentan una serie de alegatos engañosos sobre la realidad mexicana (y la posición del Grupo Internacionalista) … y una cita distorsionada de Lenin.
En primer lugar, la rectificación del GEM pretende que el llamado al boicot abarcaba a todo México, cuando en realidad el único intento serio de realizar la consigna emitida por los padres de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa y por los combativos maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) se realizó en los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas. En estos baluartes de la CNTE reina la conmoción social y la represión policíaca desde la fatídica noche de Iguala de septiembre de 2014. Luego alega el GEM que las acciones “se redujeron a algunos municipios”, y que tan sólo “Unas 600 casillas de votación no se instalaron o se cerraron por diversos motivos en todo México, de un total de cerca de 150 mil”. Falso.
Se supone que estos datos erróneos provienen del Instituto Nacional Electoral (INE), pero en el solo estado de Oaxaca, la sucursal local del INE informó que “283 casillas fueron destruidas por los profesores disidentes en los 11 distritos electorales del Estado”, que otras 26 casillas fueron robadas, que en otras 75 casillas se canceló la votación “por riesgos de violencia”, y otras 136 casillas no se instalaron (El Norte, 8 de junio de 2015), dando un saldo de 520 casillas no instaladas o cerradas en el estado. Pero hay más: para maquillar las cifras, el INE estatal redujo el número total de casillas, de 5,228 inicialmente a 4,059 al final. Asimismo, en Guerrero se informó de 113 casillas no instaladas o donde la votación fue suspendida.
Para sustentar su suposición de que “muchos izquierdistas deben estar decepcionados por estos resultados y por el escaso efecto del movimiento por el boicot electoral”, el GEM sostiene que la participación fue la más alta en décadas en elecciones intermedias. No así en Oaxaca, donde el nivel de abstención fue de 59%, y en los distritos electorales centrales casi tres cuartas partes de los votantes registrados (72%) no votaron o emitieron un voto nulo. De hecho, los que luego han criticado el boicot, notablemente los estalinistas del Frente Popular Revolucionario, no se quejaron de su realización porque hubiera sido un fracaso, sino al contrario: sostienen que ayudó al PRI, porque muchos de los que habrían apoyado a la oposición no votaron.
El artículo del GEM tergiversa el verdadero entorno del llamado al boicot electoral y que tuvo efecto. En los convulsionados estados del sur, meses de incursiones del ejército no habían logrado someter a la población. En decenas de municipios de Guerrero los alcaldes fueron expulsados por los pobladores, de modo que en muchos regían asambleas comunales. Entonces, el gobierno asesino de Enrique Peña Nieto buscó poner fin a la rebeldía mediante las elecciones. Ante este reto, los rebeldes llamaron al boicot para frustrar el intento de poner fin a la crisis. El gobierno federal finalmente envió decenas de miles de soldados y gendarmes para imponer sus elecciones a punta de fusil. Y ¿qué hace el GEM? Se desolidariza con el boicot.
No sólo eso. Leemos: “[E]ste intento significaba un enfrentamiento directo con las fuerzas represivas del estado capitalista…. El saldo, por otro lado, fue de decenas de detenidos y lesionados en enfrentamientos con la policía, además de un maestro asesinado.” No importa que el GEM finja defender a la CNTE contra el gobierno: estos sinvergüenzas seudotrotskistas están culpando a los maestros, estudiantes y padres de los 43 de Ayotzinapa de haber causado la represión. De hecho, su crítica al boicot es una réplica de la que hizo el farsante Flavio Sosa, político burgués que actualmente sirve de principal soporte del Morena de Andrés Manuel López Obrador (ver “¡Aplastar la guerra capitalista contra el magisterio!”).
El Grupo Internacionalista, en cambio, tomó partido y actuó en la lucha contra la farsa electoral ahí donde ésta tuvo un apoyo de masas, sin escamotear sus limitaciones. Escribimos:
“En ésta, la peor crisis de ‘gobernabilidad’ burguesa del último medio siglo en México, el Grupo Internacionalista se une a –y ha participado en– la lucha de los maestros y los padres de los estudiantes desaparecidos en contra de las elecciones fraudulentas, al mismo tiempo que advierte que un boicot electoral, por muy justificado que sea, no puede poner fin al baño de sangre y a la ofensiva contra el magisterio. De limitarse la acción masiva a los estados mayormente rurales del Suroeste, el gobierno patronal puede esperar un momento más propicio para dar un golpe mortal. Como hemos subrayado desde el comienzo de las protestas, así como durante la ‘insurgencia’ magisterial de 2013, urge una movilización obrera en toda la república, una huelga nacional que involucre sectores clave del proletariado mexicano, rumbo a una revolución socialista para derribar el régimen capitalista que ha convertido al país en un enorme cementerio.”
–“México: ¡Repudiar las elecciones bajo la bota militar!” suplemento a El Internacionalista, junio de 2015
Para censurar la política revolucionaria y clasista del Grupo Internacionalista, el GEM recurre a toda una gama de subterfugios. Declara que “el llamado a impedir las elecciones no podía haber triunfado sin la movilización de la clase obrera” pero se burla de nuestro llamado a favor de una huelga nacional que se extienda a sectores proletarios. Nos critica por “inventar” una diferencia cualitativa entre la CNTE y “el resto del SNTE, el cual, debido a su subordinación al PRI, sería ‘el enemigo de clase’” mientras silencia que el seudosindicato corporativista, parte del aparato estatal capitalista, ha asesinado a más de 150 maestros disidentes. Al mismo tiempo, ignora que los directivos de la Sección XXII, los “pelones” y “pozoleros”, repudiados por la base, son priístas.
El GEM pretende que “Consideraciones como la cuestión de la dirigencia, el balance de fuerzas, la organización y la conciencia política de la clase obrera son de poca importancia para el fanfarrón y verbalmente aventurero GI, incluso al llamar por una ‘rebelión de los trabajadores’ limitada a un solo estado abrumadoramente rural.” Cualquier lector puede comprobar fácilmente que el Grupo Internacionalista lucha dentro de la CNTE contra la política de colaboración de clase de la dirección (y de sus contrincantes estalinistas): “Ante la desorientación evidente de los dirigentes de la CNTE y su Sección XXII, es urgente forjar una dirección revolucionaria que esté a la altura de esta dura batalla de clases y que tenga como eje principal la plena independencia política con respecto a los partidos y políticos burgueses” (“¡Derrotar la embestida contra la CNTE!” suplemento a El Internacionalista, agosto de 2015). El GEM, en cambio, no hace nada.
El artículo rectificador de Espartaco contiene tantas distorsiones, omisiones y mentiras que sería difícil enumerarlas todas. Alega que la CNTE “tiene un poder social sumamente escaso” cuando la Sección XXII ha sido el eje del movimiento sindical en Oaxaca que en el 2006 logró expulsar el gobierno y la policía de la capital del estado durante cinco meses. (En realidad, esta crítica es una versión mexicana de la tesis de la LCI de que Bolivia no tiene proletariado.) Pero para dar a su rechazo del boicot el sello de la ortodoxia, su argumento terminante es una cita de Lenin. La reproducimos aquí:
“Resulta, pues, evidente la relación entre el boicot y un amplio ascenso revolucionario. El boicot es un medio de lucha de lo más decidido, un medio de lucha que no niega las formas orgánicas de una institución determinada, sino la existencia misma de tal institución. El boicot es una franca declaración de guerra al viejo poder, un ataque directo contra él. No cabe ni hablar siquiera de éxito del boicot fuera de un amplio ascenso revolucionario, fuera de una agitación de masas que en todas partes desborde la vieja legalidad”.
–“Contra el boicot”, julio de 1907
Ahora bien, este posicionamiento del dirigente bolchevique trata de la cuestión de en qué circunstancias los revolucionarios deberían llamar a favor del boicot, mientras en este caso se trató, como la “rectificación” del GEM admite, del “boicot electoral de la CNTE y sus aliados, una acción coyuntural basada en el hartazgo con la represión y corrupción del PRI, el PAN y el PRD”. En segundo lugar, al hablar de “un amplio ascenso revolucionario” y “una agitación de masas que en todas partes desborde la vieja legalidad”, Lenin no dice (como sostiene la LCI) que el boicot solamente es admisible como “antesala y preparación consciente de la insurrección”. Nosotros del GI no tomamos posición hasta comprobar que el llamado tenía un impacto entre las masas, y de hecho en las zonas afectadas había una amplia “agitación masiva” que “desbordó la vieja legalidad”.
Sin embargo, lo más sobresaliente de la cita es que se trata de 1907. La LCI no menciona que en 1906 el mismo Lenin llamó al boicot de la Duma zarista, y el dirigente bolchevique hizo una defensa encarnizada de esta posición en contra de los mencheviques que esgrimieron los mismos argumentos que repiten hoy el GEM y la LCI. Dicen hoy estos seudotrotskistas que el boicot fue descartado en 1907 porque: “La Revolución de 1905 había sido derrotada, y el movimiento obrero ruso luchaba por reagruparse y sobreponerse a la desmoralización en medio de la persecución policiaca, las ejecuciones y la pobreza agudizada por cierres patronales.” Pero ¿qué decían los bolcheviques en 1906 cuando llamaron al boicot?
El texto de Lenin “La duma del estado y la táctica socialdemócrata” (enero de 1906) reproduce la resolución de la mayoría bolchevique, que sostiene: “¡El Gobierno ha inundado de sangre el país, utilizando cañones y ametralladoras contra los obreros, campesinos, soldados y marinos que luchan por la libertad!” Lenin observa que “Estas consideraciones, relacionadas con el aplastamiento de la insurrección de Moscú y otras, después de lo cual se impone un cierto período de calma, acumulación y preparación de nuevas fuerzas, han inclinado e inclinan naturalmente a la ‘minoría’ del POSDR [es decir, los mencheviques] a pronunciarse por la participación en las elecciones”. A pesar del balance desfavorable de la relación de fuerzas, la conferencia mayoritaria decidió que “la socialdemocracia debe esforzarse por hacer fracasar esta Duma policíaca rechazando toda participación en ella”.
En un artículo subsiguiente, “La situación actual de Rusia y la táctica del partido obrero” (febrero de 1906) Lenin dice: “El Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia atraviesa por un momento muy difícil. El estado de Guerra, las Matanzas y las penas corporales, las cárceles abarrotadas, el proletariado extenuado por el hambre, el caos en la organización agravado por la desarticulación de muchos puntos de apoyo clandestinos y la falta de centros legales; en fin, las discusiones sobre la táctica … constituyen un conjunto que provoca inevitablemente cierta dispersión de las fuerzas del Partido”. No obstante, Lenin concluye que “hay que preparar con más tenacidad y paciencia una nueva insurrección, además de que debemos fortalecer los lazos con las organizaciones del campesinado”.
No así los mencheviques: Georgii Plejánov fustigó la “inoportuna” huelga de masas que llevó a la sublevación armada de Moscú a finales de 1905 y concluyó: “Las fuerzas del proletariado resultaron ser insuficientes para obtener la Victoria. No era difícil prever esta circunstancia. Y por ello no se debía haber tomado las armas”. La tarea del momento, explicaba el teórico, “consiste en señalar al proletariado su error”. Lenin añade “Es completamente natural que Plejánov se pronuncie también contra el boicot a la Duma”. Así como en 1905 el menchevique Plejánov criticó a los obreros moscovitas, diciendo que “no se debía haber tomado las armas”, sus vástagos, los neo plejanovistas de la LCI, dicen que los trabajadores oaxaqueños y guerrerenses no deberían haber boicoteado las elecciones.
Maestros de la Sección XXII bloquearon oficinas distritales del Insituto Nacional Electoral en el marco de su boicot del fraude electoral, culpando al gobierno por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
La posición ultimatista de la LCI, de que no se puede llamar a favor de –y ni siquiera solidarizarse con– un boicot electoral excepto en vísperas de una insurrección armada nada tiene de bolchevismo. Al contrario, se trata de un menchevismo del siglo XXI. Tampoco es una posición aislada. En años anteriores, estos ex trotskistas han declarado que no se puede llamar por una huelga general sin tener previamente una dirección obrera revolucionaria de masas y estar preparado para una lucha directa por el poder. Asimismo, en México y más recientemente en Grecia se han opuesto a nuestros llamados a luchar por el control obrero, rechazando toda lucha que no sea simplemente defensiva. Escondiéndose tras su visión distorsionada del balance de fuerzas, estos oportunistas centristas machacan argumentos supuestamente izquierdistas para llegar a la misma conclusión que los reformistas: aceptar los límites del capitalismo.
La lucha que emprendieron los maestros de la CNTE y otros sindicalistas para impedir el fraude electoral no fue nada pasiva. Hemos descrito cómo fue que los partidarios del boicot cerraron el aeropuerto con un cerco de cientos de profesores; que los mismos bloquearon el depósito de combustible de Pemex en El Tule; y que docentes del Istmo bloquearon durante varios días la refinería de Salina Cruz. Sindicalistas del sector Salud y militantes del GI participaron en todas estas acciones. Además, mentores de la combativa Sección XXII de la CNTE saquearon más de una decena de juntas distritales del INE en Juchitán y otras partes; y tomaron la planta hidroeléctrica de Temescal en la Cuenca, una de las más importantes instalaciones energéticas del país.
De hecho, es por haber liderado estas acciones contundentes que el gobierno ha arrestado a cuatro de los cuadros intermedios de la Sección XXII. Los trotskistas del Grupo Internacionalista hemos participado activamente en foros en el Zócalo de Oaxaca y en caravanas a los reclusorios de alta seguridad exigiendo la liberación de las decenas de maestros y activistas presos. En cambio, el GEM no ha hecho nada para defenderlos, aparte de una sola mención en su revista, mientras los critica por haber desencadenado la represión con su acción ejemplar. Con su retórica engañosa y dizque docta, se ha convertido en especialista en “sacar las manos del agua hirviente” de la lucha de clases. Con su vergonzante crítica a los valientes maestros y estudiantes por haber llamado al boicot electoral, enfrentándose así con estado capitalista, la LCI y el GEM boicotean la lucha des clases. ■
La
batalla del boicot electoral en Guerrero
En Guerrero, el boicot electoral asumió proporciones de una batalla campal entre las diversas policías y la población, sobre todo en las ciudades de Tixtla y Tlapa. En Tixtla los pobladores impidieron actividades electorales durante varios meses. Sus pancartas decían “No habrá elecciones, nos faltan 43”, en referencia a los estudiantes desaparecidos de la vecina Escuela Normal Rural de Ayotzinapa. El 6 de junio, un día antes de los comicios fraudulentos, hubo una marcha de unas 4 mil personas encabezada por los padres de los 43. El día de la votación hubo bloqueos de carreteras, quema de materiales electorales y un enfrentamiento masivo entre la población y la policía, como se puede ver en las fotos abajo. Se logró cerrar la mitad de las casillas en la ciudad y repeler un ataque de un grupo de choque del PRI al ayuntamiento, tomado desde hace varios meses por la la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG), la sección de la CNTE nacional.
Cientos de pobladores de Tixtla, Guerrero se enfrentan con policías antimotines altamente armados el 7 de junio. La mitad de las casillas fueron bloqueadas.
En Tlapa, la principal ciudad de La Montaña y una plaza fuerte de la CETEG, la policía fue aún más agresiva. El 5 de junio un comando conjunto de las policías municipal y estatal desalojó el ayutamiento, hasta entonces ocupado por el Movimiento Popular Guerrerense (MPG). Asimismo, los uniformados atacaron a pedradas una manifestación de maestros y pobladores, dejando al menos diez lesionados y varios arrestados. Un manifestante fue apuñalado por integrantes del grupo de choque priísta Los Cholos. Ante la arremetida policíaca, los manifestantes retuvieron a un agente para canjearlo para sus compañeros detenidos.
Escenas de la batalla en el barrio Tepeyac, de Tlapa, Guerrero, el día 5 de junio. Dos días después, la Policía Federal atacó matando a un activista social, golpeando un dirigente magisterial y arrestando a una decena de maestros.
El día de la votación, el 7 de junio, un operativo de la Policía Federal entró al barrio El Tepeyac en busca de una “célula” del MPG que culparon del incendio de una camioneta policíaca. Procedieron también a la sede de la CETEG, ubicada en el mismo barrio, arrestando a varios maestros. También entraron a casas de profesores destacados por su militancia sindical para llevarlos a la capital del estado. Ante esta descarada agresión policíaca sonaron las campanas de la iglesia para alertar a los vecinos. Cientos de pobladores salieron de sus casas. Rodearon al destacamento de policías y los desarmaron, llevándolos a la capilla donde quedaron resguardados para intercambiarlos para los arrestados.
Pero los mandos de la PF rechazaron toda negociación. En la noche cortaron la luz al barrio y al abrigo de la oscuridad los federales lanzaron un ataque relámpago para apoderarse de los agentes retenidos, que ya sumaban 35. Dieron una golpiza brutal al maestro Juan Tenorio, dirigente de la CETEG, y un francotirador de la PF mató al jefe de seguridad del MPG, Antonio Vivar Díaz, tirando desde el templo de Nuestra Señora de Guadalupe. Los vecinos, furiosos, respondieron con una lluvia de piedras. Una vez que los policías escaparon, un mando de la PF ordenó, “Escape. Vámonos o nos rodean otra vez estos cabrones. Fuga, fuga” (“La batalla de Tepeyac”, Reforma, 8 de junio de 2015).
La población, con los combativos maestros a la cabeza, resistió con valentía. Pero según los seudotrotskistas del GEM, no deberían haber boicoteado estas elecciones impuestas a sangre y fuego por el gobierno asesino para poner fin a la rebeldía. Y por añadidura, estos impostores culpan a los maestros y a los padres de los estudiantes desaparecidos quienes iniciaron el boicot, de la represión. ■