octubre de 2014
Estudiantes, trabajadores, profesores
¡Extender la huelga del Poli!
Marcha de apoyo a la huelga en el Instituto Politécnico Nacional, el 26 de septiembre.
- ¡Fuera la directora y la burocracia venal del IPN!
- ¡Gobierno politécnico de consejos de estudiantes, trabajadores y profesores!
- ¡Admisiones abiertas en el IPN y todas las instituciones de educación superior!
- ¡Derrotar los planes privatizadores de la educación pública!
- ¡Por una huelga conjunta con la UNAM, la UAM, la UACM, el CONALEP, los Bachilleres
- ¡Movilización obrera en apoyo a los estudiantes!
- PRI, PAN, PRD y Morena: partidos burgueses enemigos de la educación pública. ¡Forjar un partido obrero revolucionario!
1º de OCTUBRE – Hoy se cumple una semana de que el Consejo General Consultivo del Instituto Politécnico Nacional aprobó a puerta cerrada un nuevo “Reglamento Interno” que estrecha aún más el acceso y la permanencia de los estudiantes en la institución y restringe severamente los derechos de los profesores y trabajadores. Con increíble arrogancia, los burócratas que conforman este órgano “asesor” de la directora del IPN, Yoloxóchitl Bustamante, se negaron a escuchar las críticas de grupos de estudiantes, profesores y trabajadores. La “consulta” de once días que convocaron fue una burda farsa.
La rancia burocracia politécnica parece no haber imaginado siquiera que con su desdén por quienes estudian y trabajan en el Poli, lograría que 32 de las 44 escuelas que conforman al Instituto iniciaran una huelga, uniéndose al paro que había comenzado el 17 de septiembre la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA) en protesta por la imposición de un nuevo plan de estudios. A lo largo de la semana pasada, multitudinarias manifestaciones de estudiantes politécnicos recorrieron calles y avenidas del norte y el centro de la ciudad en medio de un jubiloso apoyo popular. Ayer, una manifestación de más de 50 mil estudiantes, no sólo del IPN, sino también de la UNAM, la UAM, la UACM, el CONALEP y el Colegio de Bachilleres, hizo salir al propio secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, a parlamentar con los estudiantes que le presentaron un pliego petitorio.
El nuevo Reglamento Interno (RI) no es una mera ocurrencia de
los directivos del Politécnico. En realidad, se trata del más
reciente episodio de la lucha que contra la educación pública
en todos los niveles ha librado la burguesía mexicana desde
los años 1980 bajo la guía de las políticas libremercadistas.
En los planes de estudio reformados que ha intentado imponer
recientemente la burocracia que gobierna al Politécnico, se
enfatiza la introducción explícita de una “cultura
empresarial” en aras de la “competitividad” capitalista. A
tono con ello, el RI de Yoloxóchitl Bustamante se propone
implementar en el Poli las medidas que organismos financieros
internacionales como el Banco Mundial y la OCDE recomiendan
para restringir aún más el acceso a las instituciones de
educación superior.
Así como hace quince años el Consejo Universitario de la UNAM aprobó un nuevo Reglamento General de Pagos (RGP) para imponer un alza estratosférica en las cuotas para expulsar de la educación universitaria a los hijos de los trabajadores, hoy el RI del Poli pretende limitar la permanencia de los estudiantes que provienen de familias pobres y que trabajan. Una de las principales modificaciones introducidas por Bustamante y sus burócratas es la que impone (artículo 47) que el estudiante “que adeude una o más unidades de aprendizaje por más de dos períodos escolares” será dado de baja del programa académico. Esto implicaría de inmediato la expulsión de miles de estudiantes que por su situación económica se ven obligados a trabajar y no pueden cumplir con las exigencias de lo que la educación capitalista (donde hay “créditos” y “adeudos” y no conocimientos) llama “estudiante regular”.
Hoy también, igual que en la UNAM hace 15 años, los estudiantes del IPN han iniciado un poderoso paro de labores que cuenta con un considerable apoyo activo por parte de los trabajadores, tanto académicos como administrativos y de infraestructura, del Instituto. En medio de una situación de crispación generalizada en el país por la “guerra contra el narco” continuada por el gobierno de Enrique Peña Nieto, así como por los efectos devastadores que la crisis económica del capitalismo mundial ha tenido en México, el gobierno federal (del que depende directamente el IPN, toda vez que no es una universidad autónoma) pretende ofrecer una respuesta negociada a los estudiantes para terminar cuanto antes con su huelga. Su intención es clara: evitar a toda costa que la lucha del IPN se contagie al resto de las universidades del Valle de México y reanime las luchas de los maestros de la CNTE, que el año pasado libraron una dura batalla contra la contrarreforma educativa defendida por el Pacto por México, esa instancia de cogobierno formada por los principales partidos patronales del país, PRI, PAN y PRD.
Lejos de expulsar a los estudiantes que han logrado matricularse en el IPN, el Poli y la UNAM, igual que el resto de las instituciones de educación superior, deben abrir sus puertas a todos los que deseen estudiar en ellas (hoy por hoy, de los casi 100 mil estudiantes que solicitan anualmente la entrada al IPN, sólo consiguen matricularse poco más de 20 mil). Esta elemental medida democrática, basada en el entendimiento de que la educación es un derecho y no una mercancía, se opone por el vértice a lo que cualquier gobierno patronal impondría a través de sus representantes en la dirección del Politécnico y en las rectorías universitarias. Además, para hacer real el carácter gratuito de la educación, todos los estudiantes deben contar con estipendios que les permitan vivir.
Esta perspectiva trasciende con mucho la mera exigencia de abrogación del nuevo Reglamento Interno. Para avanzar, no sólo es necesario echar a la directora y a la camarilla burocrática que encabeza, sino también abolir las reaccionarias instancias de gobierno que representan al capital en las escuelas y sustituirlas por gobiernos conformados por estudiantes, trabajadores y profesores. En el caso del Politécnico, esto entraña luchar no sólo por la salida de la Policía Bancaria de las instalaciones, sino también por el desmantelamiento de los grupos porriles que históricamente han servido como guardia pretoriana de los directores del instituto para emplearlos como tropa de choque contra los estudiantes izquierdistas y disidentes. ¡Los comités de huelga deben conformar grupos de defensa de estudiantes trabajadores y profesores contra las provocaciones porriles!
El nuevo RI también codifica ataques contra los profesores y los trabajadores. En particular, implementa evaluaciones de la “calidad docente” que tienen el propósito no de mejorar científicamente los procesos educativos, sino de crear los pretextos “académicos” para despedir masivamente a los profesores que no se alineen con los caprichos de los burócratas. Sobre la base de nociones “productivistas”, se culpará a los profesores de los “fracasos” de los estudiantes y eso servirá de base para despedirlos. Para los trabajadores administrativos habría también una “evaluación del desempeño.”
Lo anterior subraya el hecho de que hay muchas razones para que el paro de los estudiantes del politécnico se convierta en una huelga que incluya a los profesores y a los trabajadores, que están regimentados por los aparatos corporativistas de las secciones X y XI del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, y que al movilizarse podrían romper el grillete charro e iniciar la construcción de un sindicato nacional de trabajadores de la educación, completamente independiente del gobierno y de los partidos capitalistas.
Ahora el gobierno de Enrique Peña Nieto, por medio de Osorio Chong, quiere aparecer como amigo de los estudiantes del Poli. Sin embargo, resistiendo a la ofensiva patronal que busca adecuar la enseñanza en el IPN a los requerimientos de la patronal, la lucha que ahora enfrentan los estudiantes del Poli es una lucha contra la burguesía, sus políticos y sus partidos. Es, por lo tanto, una lucha de clase. Para triunfar, hay que librarla consiguiendo el apoyo de la clase que tiene el poder necesario para derrotar a los capitalistas: la clase obrera. Los estudiantes carecen del poder social necesario para derrotar al enemigo: sus escuelas pueden estar cerradas indefinidamente sin afectar ningún proceso sustancial del capitalismo. Lo que hace falta es, pues, movilizar el poder del proletariado (del que provienen muchos de los estudiantes politécnicos) para asestar golpes contundentes a los patrones ahí donde les duele: en los bolsillos.
Además de buscar apoyo en otras universidades, los estudiantes que defienden la educación pública deben pedir activamente el auxilio de la clase obrera. Huelgas conjuntas con los trabajadores de la educación son fundamentales en un primero momento; la cuestión clave, sin embargo, consiste en conseguir el apoyo de los batallones pesados del proletariado industrial. En las zonas aledañas a las escuelas del Poli, telefonistas, trabajadores del metro, de las embotelladoras, de las diversas plantas industriales deben movilizar su poder, realizar paros y preparar una lucha que pueda dar inicio a una verdadera contraofensiva proletaria contra los ataques capitalistas que entrañan mayor miseria para los trabajadores y sus familias.
Muchos trabajadores comprenden que la defensa de la huelga del Poli les atañe directamente. Hasta ahora, los medios de comunicación han presentado muestras copiosas de apoyo popular a los estudiantes. Hay que transformar esas muestras en una lucha conjunta de los estudiantes en huelga del Politécnico con los trabajadores de gremios diversos. Para ello, hace falta una perspectiva revolucionaria para dirigir la lucha, junto con una organización representativa de la masa de los estudiantes en huelga, con participación de otros sectores que apoyen la lucha, y no la perspectiva particularista, hermética y “apolítica” que hasta ahora ha dominado la lucha.
Es clave entender que el gobierno de Peña Nieto no va a cejar en su empeño de continuar la embestida patronal contra la educación. Muestra de ello es el ataque que ha mantenido desde el principio de su gobierno contra la CNTE, especialmente contra la Sección XXII de los combativos profesores oaxaqueños que siguen resistiendo con fuerza (pero también en considerable aislamiento) la contrarreforma educativa aprobada el año pasado. Si Osorio Chong se muestra “negociador”, es sólo por el temor del gobierno a que la lucha del Poli pueda iniciar una contraofensiva social contra las medidas hambreadoras del gobierno que representa.
Importante es entender que el PRD es también un partido de la patronal, comprometido con la misma agenda antieducativa que el PAN y el PRI. El ejemplo más reciente es el del apoyo que el perredista Marcelo Ebrard dio hasta el último momento a Esther Orozco, ex rectora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, que orquestó un fraude para intentar imponer en la UACM medidas similares a las que ahora su comadre Yoloxóchitl Bustamante intenta imponer en el Poli, por lo que los estudiantes de dicha universidad comenzaron una huelga a finales de agosto de 2012 y que duró tres meses, desembocando en el cese de la rectora y su equipo.
En la huelga de la UNAM de 1999-2000, los estudiantes perredistas se convirtieron en esquiroles activos y furibundos cuando perdieron el control del CGH, mientras que el gobierno capitalino que encabezaba entonces Cuauhtémoc Cárdenas lanzó a sus granaderos contra huelguistas que impedían clases extramuros y su sucesora, Rosario Robles (ahora secretaria de estado en el gabinete de EPN) soltó a los policías antimotines una y otra vez contra la huelga, como cuando el 11 de diciembre de 1999 a petición de la embajada norteamericana arrestaron a 98 manifestantes que exigían la liberación de Mumia Abu-Jamal (un periodista negro condenado a muerte en EE.UU., conocido como “la voz de los sin voz”) y el cese a la represión policíaca desde Seattle hasta Yucatán.
Patronal es también la nueva formación de Andrés Manuel López Obrador, Morena. En las elecciones de 2012, AMLO prometió que el secretario de educación de su gabinete no sería otro que Juan Ramón de la Fuente, el rector de la UNAM elegido por Zedillo para romper la huelga mediante la entrada a Ciudad Universitaria de la entonces flamante Policía Federal Preventiva el 6 de febrero de 2000. Pese a sus poses de “defensor de pueblo”, AMLO es un político populista burgués que predica la patraña de la “República Amorosa” en la que los explotados viven armoniosamente con sus explotadores (eso sí, con los nacionales).
Grupos que se reclaman de izquierda, como Militante e Izquierda Socialista, reconocen el control ejercido por políticos del PRI y el PAN en el Politécnico, pero no advierten en contra del peligro que también representan el PRD y Morena, como lo muestran las experiencias de la UNAM en 1999-2000, lo mismo que en la huelga de la UACM en 2012. De hecho, AMLO prometió que su secretario de seguridad pública sería el almirante Mondragón y Kalb, artífice de la brutal represión de 1º de diciembre de 2012 cuando Peña Nieto tomó posesión.
Otros, como el Movimiento de Trabajadores por el Socialismo, quieren tan sólo que los estudiantes del Poli adopten los “métodos asamblearios” y marchen el 2 de octubre. No pretenden ofrecer una orientación proletaria ni revolucionaria para una verdadera lucha de clases, sino tan sólo dar consejos estériles de puro activismo estudiantil. Esto es consistente con su estrategia de adaptación e integración al #Yosoy132, un movimiento electorero de carácter burgués centrado en el proceso electoral burgués de 2012 y que tras movilizaciones masivas se evaporó en las arenas de la politiquería patronal.
El Grupo Internacionalista, sección de la Liga por la IV Internacional, no sólo ha jugado un activo papel en las movilizaciones de solidaridad con la huelga del Poli (encabezando las movilizaciones que con estudiantes del IPN se realizaron este lunes y martes en las facultades de Filosofía, Economía y Ciencias Políticas, así como en el CCH Sur), sino que también se ha integrado a guardias en Zacatenco y UPIICSA, defendiendo la perspectiva de extender la lucha al movimiento obrero. Subrayamos las lecciones de la huelga de la UNAM en que ante la amenaza de desalojo militar en julio de 1999 se formaron comités de defensa de obreros y estudiantes con la participación de cientos de trabajadores del SME y del STUNAM. En ese momento, esa fue una muestra palpable de la potencialidad para una lucha conjunta de estudiantes y trabajadores.
Los estudiantes del Poli que quieren que su lucha triunfe, deben considerar seriamente las lecciones que han dejado tres décadas de lucha en defensa de la educación pública. La más importante de todas, es que sin el apoyo decisivo de la clase obrera sólo se conseguirán, en el mejor de los casos, tibias treguas tras las cuales la embestida patronal arreciará. La clave radica en luchar por una dirección revolucionaria, armada con el programa de la revolución socialista internacional ejemplificado en la Revolución Rusa de 1917, encabezada por los bolcheviques de Lenin y Trotsky. ■
Saludos desde Nueva York
Un espectro recorre México...
el espectro de la masacre del 68
Nuestros compañeros y compañeras de la segunda casa de estudios superiores, el Instituto Politécnico Nacional- IPN, están en paro desde hace unas semanas contra la privatización de la educación. Que es la misma ofensiva contra los trabajadores que ha llevado a cabo la burguesía mexicana durante las últimas dos décadas. No es casualidad que hoy los estudiantes del Politécnico de bajos recursos son los que se mantienen en pie de lucha, y no están dispuestos a ceder ante los engaños de las autoridades.
En este 2 de octubre les mandamos saludos fraternales y solidaridad internacionalista a nuestros compañeros en lucha desde las escuelas públicas de Nueva York y la principal casa pública de estudios superiores, la Universidad de la Ciudad de Nueva York (la CUNY, por sus siglas en inglés). Las escuelas públicas tanto como la CUNY están bajo ataque del Partido Demócrata de Obama, el deportador en jefe de 400,000 inmigrantes al año, y del alcalde liberal de la ciudad de Nueva York Di Blasio.
el espectro del comunismo
Ahora más que nunca es importante que nuestros hermanos y hermanas del Poli saquen las lecciones clave de la lucha del 68 y de la huelga de la UNAM del 99-2000.
Los estudiantes son constantemente atacados virulentamente por parte de los medios de comunicación. Ha habido apoyo de sectores obreros en las marchas y en dónde se presentan en las brigadas estudiantiles. La unión de los estudiantes del Poli y de Ayotzinapa, es crucial.
En este 2 de octubre para defender el paro se necesita extender el paro a sectores clave de la clase obrera y se necesita ligar la lucha de los normalistas de Guerrero, al igual que la lucha de los maestros de la CNTE, de la CETEG y la Secc 22 de Oaxaca.
No basta con luchar por que se cumpla el pliego petitorio, la cuestión de la dirección y del programa para vencer esta ofensiva de la burguesía es de suma importancia. Es clave forjar un partido obrero revolucionario internacionalista que busque unir todas las luchas en una lucha común y que tenga un programa de lucha clasista. Es importante romper con el nacionalismo, y alzar la bandera del internacionalismo. Al igual que es importante romper con el frente popular perredista.
En este 2 de octubre, decir simplemente ¡ni perdón, ni olvido! no es suficiente.
¡Obreros al poder!