Hammer, Sickle and Four logo

  mayo de 2022

Alemania:
¡Movilización obrera contra la campaña
de guerra y medidas de estado policíaco!

Contra la socialdemocracia (SPD, Die Linke y sus satélites) y todo tipo de reformismo: ¡construir un partido obrero revolucionario y multiétnico!


El 12 de abril, un ejército de 900 policías asaltó el Congreso Palestina en Berlín, cortando la electricidad, corriendo a los participantes y prohibiendo oradores.    (Foto: Getty Images)
BERLÍN, 1 de mayo – En medio del cruel genocidio cometido por Estados Unidos e Israel contra la población palestina en Gaza –del cual Alemania, como segundo mayor proveedor de armas de Israel, es corresponsable– se ha declarado oficialmente obligatorio el apoyo al sionismo por “Staatsräson” (en la jerga diplomática, raison d’état, es decir, que el interés del estado prevalece sobre cualquier otra consideración). La severidad de las medidas represivas contra cualquier defensa de los palestinos contrasta marcadamente con el apoyo cada vez menor de la población a este monstruoso crimen de guerra.

A la cabeza de los proscritos bajo este precepto está Samidoun, la organización de defensa nacionalista palestina. La lista de manifestaciones y reuniones prohibidas o atacadas en Alemania desde el 7 de octubre es larga. Las más recientes son la brutal dispersión de la manifestación del 20 de abril en Berlín contra el envío de armas a Israel y, una semana antes, la protesta contra el asalto al Congreso Palestina.

El 12 de abril, 900 policías irrumpieron en el Congreso Palestina en Berlín. Este ataque altamente antidemocrático estuvo dirigido contra organizadores, invitados y participantes por igual, únicamente sobre la base de “crímenes de pensamiento”. Fue una brutal advertencia a todos los que pudieran oponerse a la campaña de guerra de la burguesía alemana y al empobrecimiento que la ha acompañado.

El Internationalistiche Gruppe en manifestacion Lenin-Luxemburg-Liebknecht del 14 de enero en Berlín. La pancarta a la derecha dice: ¡Acción obrera contra la represión racista contra la solidaridad con Gaza!  (Foto: Permanente Revolution)

Después de una campaña de difamación masiva, apoyada por una alianza que va desde la Unión Demócrata Cristiana (CDU) hasta Die Linke, el Partido de Izquierda (por ejemplo, el ex secretario de cultura de Berlín, Klaus Lederer), el Congreso fue acosado, rodeado por la policía, agredido y luego dispersado. Al cirujano palestino (y rector de la Universidad de Glasgow, Escocia) Ghassan Abu-Sittah, se le negó la entrada al país en el aeropuerto, y la policía interrumpió y prohibió su mensaje en vídeo al Congreso. Al ex ministro de finanzas griego, Yanis Varoufakis, también se le prohibió hablar.

Udi Raz, un miembro destacado de Jewish Voice, fue arrestado en el Congreso. La cuenta bancaria del grupo fue congelada, como ocurrió con las cuentas bancarias judías en el Tercer Reich. También se prohibió los rezos en árabe y los cantos en hebreo. ¿Qué sigue? ¿Una prohibición de las palabras salaam y shalom, cognados (palabras estrechamente relacionadas) para referirse a la paz en estas dos lenguas semíticas? Luego se produjo el 26 de abril la dispersión del campamento de protesta frente al Reichstag contra el genocidio en Gaza.

La represión por parte del estado imperialista alemán, junto con su reciente campaña contra los musulmanes y el uso sistemático de los refugiados como chivos expiatorios para el sufrimiento causado por la crisis del capitalismo alemán, están hinchando las velas de la fascistoide Alternativa para Alemania (AfD), que son verdaderos antisemitas. La AfD está a la vanguardia impulsando muchas de estas medidas represivas, desde la proscripción de Samidoun hasta la expulsión prevista de estudiantes disidentes de las universidades de Berlín, lo que debe ser combatido con huelgas de profesores, trabajadores y estudiantes.

La AfD y los fascistas declarados que nadan tras ella son protegidos, financiados, apoyados, mantenidos listos y utilizados por sectores de la clase capitalista para, en última instancia, salvaguardar al gobierno capitalista y aplastar las organizaciones de la clase obrera. El peligro fascista y el terror racista asociado a él no serán derrotados mediante grandes manifestaciones junto con fuerzas burguesas o en las urnas, y menos aún mediante listas negras [de oradores propalestinos proscritos]. Además, en toda Alemania la policía está notoriamente infiltrada por elementos fascistas. Pedir al estado burgués que proscriba a los fascistas no sólo es inútil, sino francamente suicida.

Los organizadores de las masivas movilizaciones “antifascistas” que se llevaron a cabo en todo el país en enero y febrero, provocadas por la revelación de una reunión secreta de fascistas y otros reaccionarios en Potsdam en noviembre pasado, con el propósito de planificar futuras deportaciones masivas de “extranjeros”, de ninguna manera se oponen a las deportaciones aceleradas que la coalición gobernante acababa de decidir en aquel momento. En estas manifestaciones, las banderas palestinas fueron generalmente prohibidas, aunque, por supuesto, no las banderas israelíes y alemanas. En algunos casos (por ejemplo, en Múnich y Berlín), los manifestantes pro palestinos fueron excluidos.

Estas manifestaciones se basaban en la consigna frentepopulista de “Todos unidos contra el fascismo”, que desdibuja la línea de clase contra la burguesía. Los llamamientos a basar las manifestaciones en la federación sindical DGB o a “organizarse desde abajo”, como defendió Klasse gegen Klasse (Clase contra Clase, afiliado alemán de la Fracción Trotskista) en una declaración del 23 de enero, no ponen en tela de juicio la colaboración de clases, sino que únicamente pretenden darle una careta de “izquierda”. El fascismo debe ser derrotado en las calles y en las fábricas mediante una dura lucha de clases y la organización de la autodefensa de los trabajadores.

Un golpe contra uno es un golpe contra todos



Policías berlineses atacan a manifestantes en un intento de disolver una marcha de solidaridad con Gaza, 16 de octubre de 2023. (Foto: Michael Kuenne / PRESSCOV)

El primer ministro federal alemán, Olaf Scholz, ha anunciado la deportación de inmigrantes “a gran escala”. La clase obrera, con su importante componente inmigrante, no debe permitir que la dividan. Debe oponerse a la campaña de todos los partidos (el primer ministro de Turingia, Bodo Ramelow, del Partido de Izquierda, ya está a bordo) contra los refugiados y a favor de deportaciones aceleradas, y luchar por plenos derechos de ciudadanía para todos los inmigrantes, junto con medidas clasistas para impedir las deportaciones.

El ministro de “defensa”, Pistorius, ha declarado que Alemania debe “estar preparada para la guerra”. El ministro de economía, Robert Habeck, que recién se declaró “ministro de armamento”, cree que “hay demasiadas huelgas a favor de cada vez menos trabajo”. El ministro de transportes, Volker Wissing, destacó aún más claramente que “en Europa hay guerra. Este conflicto salarial [las huelgas de trabajadores ferroviarios] no debe convertirse en un riesgo para la seguridad”. La clase obrera debe movilizarse contra la doble guerra del imperialismo alemán y la OTAN en Ucrania y Medio Oriente, la criminalización de la oposición y las amenazas contra las luchas sindicales que la acompañan.

La clase dominante ha lanzado el guante al plantearlo en forma de disyuntiva: “pensiones o rearme”. Los trabajadores tienen el poder de aplastar esta ofensiva omniabarcante de la burguesía. No sólo tenemos el poder, sino que redunda en nuestro interés de clase más fundamental el luchar por detener el transporte de pertrechos de guerra a Ucrania e Israel.

Pero la burocracia sindical es fanáticamente leal a los objetivos del imperialismo alemán. Así, Scholz persuadió fácilmente a los falsos dirigentes de ver.di (trabajadores de servicios) e IG Metall (trabajadores metalúrgicos), los sectores más grandes de la federación laboral DGB, para que apoyaran más envíos de armas a Israel, o sea a los belicistas genocidas sionistas en Gaza, y a la guerra subsidiaria contra Rusia en Ucrania. Esto es pura traición de clase. ¡Estos sindicatos deberían utilizar su poder para detener semejantes envíos!

Las repetidas huelgas en el transporte local, en los ferrocarriles, en el puerto de Hamburgo y en los aeropuertos han demostrado la fuerza de la clase obrera. Hay una necesidad urgente de luchar, y eso supone barrer con los burócratas parasitarios. Esto requiere de un programa y una dirección revolucionarios y trotskistas.

El empeño de convertir al Partido de Izquierda en un socio socialdemócrata de “izquierda” para presionar al SPD ha sido un fiasco miserable y desmoralizante. El Partido de Izquierda es un cadáver político que no puede revivir. La Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), por su parte, es un partido populista burgués que, a pesar de cierta retórica sobre la reactivación del estado de bienestar, es abiertamente procapitalista y antisocialista. Si bien el BSW advierte a la burguesía alemana en contra de provocar a Rusia, defiende, sin embargo, la militarización imperialista “europea”. Wagenknecht y (su marido) Oskar Lafontaine son enemigos tristemente célebres de los inmigrantes y refugiados.

Contra esta ofensiva generalizada de la burguesía, se debe construir una dirección revolucionaria que no tenga miedo de nadar a contracorriente. El grito de batalla de Karl Liebknecht durante la Primera Guerra Mundial, “El enemigo principal está en el propio país”, sigue vigente hoy en día. Los trabajadores con conciencia de clase deben defender tanto a los palestinos como a Rusia contra las guerras sionistas e imperialistas, que en última instancia apuntan a una guerra contrarrevolucionaria contra el estado obrero burocráticamente deformado de China. Para impedir una inminente Tercera Guerra Mundial y disipar las ilusiones en una imposible “coexistencia pacífica” con el capitalismo mundial, el Internationalistische Gruppe, sección alemana de la Liga para la IV Internacional, está luchando por construir un partido de vanguardia leninista-trotskista dedicado a la revolución socialista