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diciembre de 2012 ¡Redoblar
la lucha para liberar
a Mumia Abu-Jamal ya! Mumia Abu-Jamal (Foto: © Lou Jones) ¡Movilizar
el poder obrero para aplastar la
racista pena de muerte!
La lucha por la
liberación del revolucionario negro
Mumia Abu-Jamal en Estados Unidos sigue, y
el sistema racista de injusticia
también. En agosto de este
año, una jueza de la ciudad de
Filadelfia, Pensilvania le impuso
secretamente una sentencia de cadena
perpetua sin posibilidad de libertad
condicional, sin avisar a Mumia ni a sus
abogados. En octubre la misma jueza
negó la impugnación contra
este procedimiento ilegal por parte de
Jamal, que también impugnó
la nueva sentencia así como la
práctica del confinamiento en
incomunicación porque viola la
prohibición constitucional de
castigos crueles. 8
de DICIEMBRE de 2011 – El fiscal de distrito
de Filadelfia anunció ayer que va a
abandonar la cruzada por parte del estado
que desde hace décadas ha buscado
llevar a cabo la sentencia de muerte contra
Mumia Abu-Jamal. El fiscal tiró la
toalla en vísperas del 30 aniversario
del encarcelamiento y del tiroteo
policíaco en el que casi fue
asesinado el renombrado periodista radical
negro. No obstante, los racistas gobernantes
siguen obstinados en silenciar a este
valiente defensor de los oprimidos, conocido
como “la voz de los sin voz”. Tribunales
de apelación han dictaminado que las
engañosas instrucciones que dio el
juez al jurado en el juicio de 1982
empujaron a que éste sentenciara a
muerte a Mumia. Aún así, Seth
Williams, el fiscal de Filadelfia,
expresó que está seguro de que
podría conseguir que el sistema legal
–que está amañado a favor de
la policía y en contra de los
oprimidos– le dicte una nueva sentencia de
muerte. Sin embargo, abandonó su
empeño por temor a que “trajera
décadas de apelaciones” y en especial
“representara un nuevo foro público
para el ex pantera negra”, según
informa el Philadelphia Inquierer de
hoy. A cambio, Mumia ha sido sentenciado a
cadena perpetua sin ninguna posibilidad de
excarcelamiento eventual. Millones
de personas en todo el mundo han manifestado
su apoyo a Mumia, quien se ha convertido en
el símbolo de la lucha contra la
racista pena de muerte en EE.UU.
Ciertamente, las resueltas protestas
internacionales han jugado un papel clave
para salvarlo del verdugo estatal. Pero
aunque los linchadores legales han sido
detenidos, no se puede cantar victoria sino
hasta que Jamal salga libre. Mumia es
inocente y fue víctima de una trampa
de los policías. Su encarcelamiento y
condena a muerte son obra de un sistema de
(in)justicia racista que le castigó
por el “crimen” de ser un revolucionario
negro. ¡Debemos redoblar nuestros
esfuerzos para liberar a Mumia ya! Además,
Mumia aún no se libra de la amenaza
de muerte. Cada día que pasa en
prisión su vida corre peligro.
Maureen Faulkner, la esposa del
policía Daniel Faulkner, de cuyo
asesinato Mumia fue falsamente acusado, dijo
que estaba “contenta con la idea de que
finalmente va a salir del claustro de
protección en el que ha vivido
durante todos estos años, para que
viva entre los suyos: los ladrones y
criminales comunes que infestan nuestras
prisiones”. Éste es un llamado apenas
disfrazado para que otro prisionero o los
guardias de la prisión –que luego
inculparán a otro preso– asesinen a
Mumia. Acompañando
al fiscal mientras éste anunciaba que
no va a solicitar una nueva sentencia de
muerte para Mumia, Faulkner lanzó una
diatriba contra los cobardes jueces
federales que supuestamente se oponen
secretamente a la pena de muerte. Si bien
Faulkner ha sido pastoreada por
presentadores de radio furibundamente
derechistas como Michael Smerconich, entre
los que presionan para que el estado mate a
Jamal se cuentan demócratas liberales
como Ed Rendell, quien como fiscal de
distrito de Filadelfia dirigió el
proceso contra Mumia, y como gobernador de
Pensilvania prometió firmar su orden
de ejecución. Durante
muchos años, grupos en defensa de
Mumia se han pronunciado por la
realización de un “nuevo juicio”. Al
hacerlo, minan la lucha por la libertad de
Jamal, pues dirigen sus llamados a liberales
que vacilan en reconocer la inocencia de
Mumia. En cambio, se enfocan en las atroces
violaciones en la conducción y los
procedimientos judiciales en el juicio de
1982 y la apelación de 1995, ambos
presididos por el tristemente célebre
“juez de la horca” Albert Sabo, quien
sentenció a muerte a más
personas que ningún otro juez en
Estados Unidos. Sabo, miembro vitalicio de
la Fraternal Order of Police (FOP, la orden
de la hermandad de la policía), dijo
que iba a ayudar a los fiscales a
“freír a ese n----r”
(término racista incendiario
utilizado por los linchadores). El
llamado por la realización de un
nuevo juicio reflejaba y alimentaba la
ilusión de que la sentencia a muerte
contra Mumia era una “anomalía” y que
es posible hoy en día tener un
“juicio justo” en EE.UU. Más
recientemente, los mismos liberales y
reformistas que se dicen socialistas
pidieron al policía en jefe de Obama,
el procurador general de EE.UU. Eric Holder,
que iniciara una investigación de
derechos civiles sobre el caso. Una vez
más, este llamado expresa –y
fortalece– las ilusiones en este
político burgués, simplemente
por ser negro. Cuando se le preguntó
sobre el caso de Mumia, Obama dijo estar a
favor de la pena de muerte contra los
“asesinos de policías” convictos. El
hecho es que el tipo de montaje judicial que
se puso en pie contra Mumia Abu-Jamal es lo
que rutinariamente se lleva a cabo contra
negros, latinos, asiáticos,
inmigrantes y otros. La pena de muerte es un
legado de la esclavitud sobre la que se
fundaron los EE.UU., así como de las
leyes segregacionistas del Jim Crow que le
siguieron. Este sistema de opresión
racial es continuado hoy por policías
y tribunales que rutinariamente criminalizan
a los jóvenes negros. Miles
están recluidos en la galería
de la muerte, mientras decenas de miles de
inmigrantes son encarcelados en campos de
concentración, cientos de miles son
deportados cada año y millones son
retenidos en prisiones que retienen a un
porcentaje de población mucho mayor
que cualquier otro país del mundo. El
hecho fundamental es que no hay justicia
para los oprimidos en los racistas
tribunales capitalistas. Mitín
para defender a Mumia Abu-Jamal en
Harlem, Nueva York, enero de 2010. Los
trotskistas de la Liga por la IV
Internacional hemos luchado durante el
último cuarto de siglo por la
libertad de Mumia Abu-Jamal. Conocimos su
caso cuando luego del bombardeo de la comuna
radical de MOVE el día de las madres
de 1985, en el que se mató a
11 personas (incluidos 5 niños) y se
destruyó todo un barrio negro de 62
casas. Ese bombardeo fue autorizado por el
alcalde negro del Partido Demócrata,
Wilson Goode, quien estaba al mando de la misma
racista fuerza policíaca que hoy
preside el alcalde demócrata negro
Michael Nutter. En
lugar de apelar al estado capitalista, que
es una máquina para sojuzgar a la
clase obrera y los oprimidos, nosotros del
GI y la LIVI hemos llamado a movilizar
el poder de la clase obrera para liberar a
Mumia Abu-Jamal. Para nosotros
éstas no son palabras vacías,
pues nuestros camaradas de la Liga
Quarta-Internacionalista do Brasil iniciaron
en abril de 1999 la primera acción
huelguística por la libertad de
Mumia, que fue realizada por los maestros
del estado brasileño de Rio de
Janeiro. Este paro se llevó a cabo en
cercana colaboración con los
trabajadores portuarios de la Costa del
Pacífico de Estados Unidos, quienes
al día siguiente cerraron todos los
puertos de dicha costa bajo la consigna de
que “un golpe a uno es un golpe a todos,
libertad para Mumia Abu-Jamal”. Hemos
enfatizado también que Mumia ha sido
perseguido no sólo por republicanos
como Frank Rizzo, el racista jefe de
policía y luego alcalde de
Filadelfia, sino también por
fiscales, alcaldes y gobernadores de
Pensilvania provenientes del Partido
Demócrata. Los presidentes
demócratas Bill Clinton y Barack
Obama han cortejado con avidez a la FOP, que
ha encabezado una cruzada para asesinar a
Jamal. Y si bien los gobernantes racistas
han dejado por ahora la pena de muerte
contra Mumia, acaban de ejecutar a otro
negro inocente: Troy Davis. Tras
el asesinato estatal de Troy Davis, cientos
de jóvenes enfurecidos marcharon
desde Union Square en Nueva York hacia el
sitio de la acampada de Ocuppy Wall Street,
encarando un ataque policíaco.
Partidarios del GI llevaban pancartas que
decían: “Troy Davis fue linchado por
el sistema legal: ¡aplastar la racista
pena de muerte!” y “Una revolución
obrera vengará a Troy Davis”. Hoy por
hoy, la lucha por la libertad de Mumia es
parte integral de la lucha por la
construcción de un partido obrero
revolucionario que rompa con los partidos
capitalistas de la muerte: el
Demócrata y el Republicano. ■ |
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